Crawl. 1.- Arrastrarse. 2.- Crol. Estilo de natación que más rápido nos hace desplazarnos sobre el agua. El título original de esta película juega con el doble sentido del término; completará su significado, gracias a unos inesperados y reptilianos invitados, minutos más adelante, pero ya, desde los primeros segundos, se desentraña el porqué de la segunda acepción. Dos jóvenes se observan, desafiantes, sobre el podio de salida, esperando a saltar a la piscina para machacarse mutuamente. Desde el momento en el que entran en contacto con el líquido elemento la espectacularidad de los planos subjetivos nos hace sumergirnos junto a una de ellas. La sucesión vertiginosa de imágenes, al ritmo de una partitura compuesta por música que asemeja efectos de sonido, nos tensiona al tiempo que viramos y nos impulsamos con sus pies. Al final de la posta, la otra competidora toca unas centésimas antes la pared. La amargura del gesto de Haley, la perdedora, se reparte entre la decepción de la derrota y la desilusión por la ausencia de su padre en la grada. Que no te vean llorar, hija, la próxima vez ganarás, resuena en su cabeza mientras contiene las lágrimas.
Un huracán de fuerza 5 deja aislada a gran parte de la población. Nuestra sirena llega hasta el centro de la tempestad para rescatar al autor de esas palabras, que no responde a sus llamadas, y queda atrapada en un sótano, rodeada de agua y con la amenaza latente de los caimanes que infestan aquellas tierras pantanosas.
Nos encontramos con un producto que apunta al entretenimiento puro y duro, cine de género que cumple con todas las premisas que se le adivinan. Pese a la presencia de clichés, como la necesidad de superación de la protagonista, que tendrá que utilizar sus habilidades para sortear los obstáculos planteados por la trama, y de la complicada relación paternofilial entre el pater familias, que ejerce de entrenador y manager, y su adolescente discípula, que se ve rechazada y culpable de la separación de sus progenitores, engancha y divierte gracias a una realización y un montaje que le confieren un ritmo trepidante y, sobre todo, al negro sentido del humor que espolvorea un toque de ingenio que el resultado final agradece.
Alexandre Aja sale airoso de esta fusión entre la película de catástrofes, que tuvo su época dorada en los 70, y el thriller de terror psicológico y físico con depredadores animales al acecho. En este caso, los caimanes sustituyen a la voracidad de las pirañas o al tiburón de turno.
El buen hacer de la joven Kaya Scodelario, presente en cada plano, que soporta sobre sus anchas espaldas de nadadora el peso del filme, y su química con Barry Pepper resultan más poderosos que los reiterativos finales con los que la narración se pasa de frenada en su doble mortal con triple tirabuzón conclusivo. La rúbrica, en forma de insinuación musical, con guiño a sus molestos compañeros de reparto y al nombre de la heroína, provoca nuestra sonrisa antes de abandonar la sala.
Copyright del artículo © Manu Zapata Flamarique. Reservados todos los derechos
Copyright imágenes © Paramount Pictures, Raimi Productions. Cortesía de Paramount Pictures Spain. Reservados todos los derechos.
Infierno bajo el agua
Dirección: Alexandre Aja
Guion: Michael Rasmussen y Shawn Rasmussen
Intérpretes: Kaya Scodelario, Barry Pepper, Morfydd Clark
Música: Max Aruj y Steffen Thum
Fotografía: Maxime Alexandre
Montaje: Elliot Greenberg
Duración: 87 min.
Estados Unidos, Francia, Serbia, 2019
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