"La planificación es un proceso antinatural; es mucho más divertido hacer algo. Lo mejor de no planear es que el fracaso llega como una completa sorpresa, en lugar de estar precedido por un período de preocupación y depresión".
Esta es una de las frases más famosas de Sir John Harvey Jones acerca de la planificación.
Si hacemos memoria, una de las bromas más normales del colegio era preguntar al compañero ¿Qué es peor que encontrar un gusano en tu manzana? La respuesta es “medio gusano”, porque sabes que ya te habías comido la otra mitad, esto lo podemos asimilar a la planificación de un proyecto. Con frecuencia la planificación mal hecha o que no se siga o mal utilizada es más nociva que no planearlo primero.
Si hacemos un plan, que nos lleva un tiempo y esfuerzo, sin tomar en cuenta los recursos empleados, creamos un marco de control con toda su estructura y luego no lo actualizamos o no hacemos un seguimiento, esto ya es, siguiendo la anécdota, que nos hemos comido la mitad del gusano. Hemos consumido un tiempo para hacer el plan, hemos utilizado personal, materiales y recursos, pero luego no tenemos ningún beneficio continuado que mejore la entrega o que informe a todas las partes de los posibles resultados que se pueda manejar fácilmente con un plan de seguimiento y trabajo sólido.
Si el plan nos da una imagen que no nos gusta, pero vemos que es un plan lógico y sensato, lo más razonable es utilizarlo para cambiar la situación. No ajustar o modificar el plan para que la situación se vea mejor y poder dar las respuestas que la dirección quiere escuchar. En ocasiones, a veces en exceso, puedes estar oyendo que el plan es incorrecto, que vamos a llegar tarde, pero tú crees en él, ahí es donde te debes plantear la pregunta ¿cómo utilizo los datos del plan para asegurar que llegaremos a tiempo o al menos que nos advierta con anterioridad antes de que tengamos el problema en la puerta o qué ajustes razonables debemos tomar para llegar al alcance si no se puede acordar ninguna ruta alternativa?
Ahí está el quid de la cuestión, si tienes un plan que lo usas con sensatez y lógica, la única razón para la que se debe construir un plan es para ayudarlo a entregar el proyecto a tiempo para presupuestar y cumplir con los objetivos. ¿Por qué hacer el esfuerzo inútil de elaborar un plan y no usarlo?
Lanzo un globo sonda acerca de cuántos proyectos han llegado a su fin y desempolvado el plan al final del todo, con un “oh así que eso es lo que pensábamos hacer”.
La mala planificación puede ser peor que no tener ninguna planificación. A causa de que existe algún tipo de plan en su lugar se puede tener la falsa creencia de que esto está controlado. El fracaso cuando se acerca la entrega prevista seguirá siendo una sorpresa, pero con un precio bastante más alto. La planificación es continuada, es un viaje a través de toda la vida del proyecto.
Este post, se lo dedico a mi buen amigo Óscar, que sabe perfectamente que no siempre los planes salen como a uno le gustaría, pero cuando salen es una maravilla y te sientes plenamente satisfecho por un trabajo bien hecho.
¿Qué opinas sobre la planificación? ¿La tomas en cuenta? Me encantará saber lo que tienes que aportarnos
El conocimiento que no se comparte pierde por completo su valor
Si te gusta este post ¡COMPÁRTELO!