Nos guste o no a todos aquellos con responsabilidades políticas, esta es la pregunta que hoy se está haciendo la gran mayoría de españoles. La acumulación esta última semana de casos de corrupción que afectan a altos responsables de los mayores partidos políticos ha creado un efecto bola de nieve de hartazgo y de desengaño ciudadano. Da igual que los acusados sean de un partido político o de otro; incluso da igual el montante de lo distraído. Lo relevante es que todos los días hay un caso nuevo que deslegitima a “los políticos”. Quien piense que una futura mejora económica hará olvidar las heridas producidas por estos casos en la conciencia de los españoles se equivoca; las heridas son profundas y cicatrizarán con mucha lentitud.