hay días buenos + cookies de tres chocolates

La semana pasada acompañé a mi primo el andaluz a la peluquería. "No puedo creer que se me esté acabando el verano ya", dijo. Lo dijo verdaderamente angustiado. En el momento no me di cuenta, pero esta semana, según veo pasar los días, desaparecer y reaparecer el sol (volvemos a estar nublados en Bilbao), me he dado cuenta de que tiene razón, y me ha atrapado parte de esa angustia. De repente, el verano que tanto prometía, fiestas, viajes, cenas con los amigos, empieza a acabar. Todavía no he pisado una playa, no he besado a nadie en la playa, ni he conseguido aprender un solo acorde de guitarra.

Se me está pasando el verano volando, unos días escribiendo, otros días paseando, con mis amigos, con mi sobrino, con la familia. Han pasado ya muchos cumpleaños: el mío primero, seguido del de mi hermana y el sábado pasado el de mi madre.  
Hay días buenos. Muchos, gracias a Dios. Me levanto sonriente, agradeciendo día tras día el seguir aquí, el levantarme con fuera para trabajar y, sobre todo vivir. Pero otros no son tan buenos, otros se tuercen, una mala palabra en el trabajo, una clienta desagradable, un hombre que te dice para quedar y desaparece, gente que cancela planes sin avisarte, o simple y llanamente, uno mismo, que se levanta con el día torcido, que ni desayunar puede sin derramar el café, o sin darse un golpe en el meñique del pie.

El verano se está yendo, pero todavía faltan cosas por llegar. Hoy  marcho a Oviedo a pasar el fin de semana con unos amigos, a ver Covadonga, y cenar en un restaurante coreano en Gijón (llevo desde Madrid sin probar comida coreana-sería muy buena idea abrir uno en Bilbao-).
He aprendido a aceptar los días malos, incluso a agradecerlos, pues quiere decir que seguimos aquí, luchando día a día, viendo que aunque hay días en los que uno se enfada con el mundo, también los hay que nos devuelven la sonrisa. 
Hay muchas cosas que me devuelven la sonrisa. Muchas. Pero hay dos específicas, que me lo alegran automáticamente: la sonrisa de mi sobrino mientras bailamos juntos el Gangnam Style y el chocolate.

Cookies de tres chocolates
Esta receta es tan simple que da hasta vergüenza publicarla, pero da tan buenos resultados que no puedo negarme a hacerlo. Lo único, si planeáis dar algunas, empaquetadlas bien y con cuidado, porque se rompen muy fácilmente.
para 24 galletas
80 g. chocolate negro (70%) 80 g. chocolate con leche 80 g. chocolate blanco 1 huevo 130 g. mantequilla 180 g. harina 1 cucharadita (tsp.) de levadura química 100 g. azúcar moreno 2 cucharaditas (tsp.) de extracto de vainilla
En una tabla de cocina cortar los tres chocolates en trozos pequeños con la ayuda de un cuchillo. Apartar. Con una cuchara de madera mezclar la mantequilla y el azúcar en un bol de tamaño medio. Mezclar la harina y la levadura aparte. Añadir el huevo y la vainilla a la mantequilla. Por último incorporar la harina y las pepitas de chocolate.
Tapar el bol con film y refrigerarlo en la nevera durante unos treinta minutos.
Precalentar el horno a 180ºC. Hacer bolas de la masa con la ayuda de una cuchara. Disponerlas en papel sulfurizado separadas. Hornear entre 10 y 15 minutos.
Dejar reposar, si se tiene paciencia, claro.