Cualquier dios se entiende que es poderoso, con mucha fuerza y sólo pretende que le alaben, que le amen por sobre todas las cosas. Por el contrario si no se cree en él y no se le obedece, vienen todos los males.
Primero había un dios para el sol, otro para la luna, el amor, la sabiduría, para todo aquello que el hombre no encontraba explicación. Con el paso del tiempo, la ciencia, la razón y la sed de dominio han resumido todos esos dioses en uno solo, uno para los cristianos, uno para los musulmanes, uno para los judíos, aunque subsisten múltiples religiones politeistas que parece ser que no han llegado a ese estado de necesidad de reunir todo en uno como lo han hecho las tres grandes religiones monoteistas.
Todas coinciden en un punto, su ambición por llegar a todos los lugares de la tierra. Nosotros como humanos podemos pecar, matar, robar, fornicar, mentir, ser corruptos, avariciosos, indecentes, injustos, pero nunca dudar de dios o si no que se lo pregunten a Marx, Schopenhauer, Boudelarire, Nietzsche o a tantos otros que lo han pagado caro por poner en entredicho su poder.
Hoy veo con preocupación como países que van por una excelente vía de desarrollo como Colombia, desconfían de un presidente que no crea en dios, lamentablemente a Estados unidos le pasa algo parecido y si hiciéramos una encuesta en España nos iríamos de espaldas.
Me parece que el nexo entre maldad y ateismo es cosa del pasado por la ignorancia que reinaba en otros tiempos, porque existían numerosos fenómenos naturales a los cuales no podíamos dar explicación y por tanto los atribuíamos a dios. Obviamente que en la natualeza humana subsisten muchas dudas aún que la ciencia no ha explicado y por eso es legítimo que muchos crean en un dios que les ayude a sobrellevar esas dudas, pero desde este punto de vista también sería válido el razonamiento de los ateos.
Me pregunto finalmente, en cuántos despachos gubernamentales todavía se encomiendan las decisiones a la virgen María, y si más de la mitad de la población cree que para ser bueno hay que creer en dios, apaguemos y vámonos. Respeto que cada quien calme sus dudas de la manera que quiera, pero eso no excluye a los demás de tener un comportamiento más que loable y en la mayoría de los casos menos hipócrita y más coherente.