Revista Deportes
En la vida se pierde más veces de las que se gana. Me considero un buen deportista, encajo bien las derrotas y festejo en su justa medida las victorias.Hace 3 meses, un club muy querido por mi, al que desde mis comienzos siempre quise entrenar y ya he tenido la suerte de formar parte de ellos en dos etapas, vino a buscarme para que les ayudara. Era un momento muy complicado el que se estaba atravesando, el calendario era sumamente dificultoso y la estructura respecto a la plantilla requerían de mucho trabajo.Había que ser valiente, acepté el reto aún sabiendo que el lado de la cruz pesaba más en la moneda pero el sentimiento de amor por este histórico club me empujaron a sumarme a ellos.A falta de 2 partidos para la finalización del campeonato y tras 13 partidos dirigidos, con dolor verdadero en el pecho, he de asumir que no se ha conseguido el objetivo.El club y su directiva se han volcado en la medida de sus posibilidades deportivas y económicas; la plantilla ha dado hasta su último aliento (el esfuerzo de estos jugadores extenuados y hasta el último jamás lo había visto en los casi 500 partidos que he dirigido a equipos seniors); nutricionista, fisio, utilleros...y el público...Esa gente que no ha parado de animar llenando las gradas en cada partido y confiando que se podía. Cómo no, también agradezco a cuanta gente desde la sombra, mirando las redes interesándose por nuestras actuaciones, han empujado a su manera.Lo siento mucho afición, lo siento.Siento que he dado todo de mi, me he vaciado a la vez que asumo mi responsabilidad en mis competencias. He dedicado mucho esfuerzo y horas en revertir todo. Estoy orgulloso de nuestro trabajo aunque no lo hayamos conseguido. Es una dura derrota pero esto es deporte, hay que levantarse y continuar.