Revista Cocina

¿hay que recomendar un “consumo moderado” de alimentos insanos?

Por Dime Qué Comes @dimequecomes

¿HAY QUE RECOMENDAR UN “CONSUMO MODERADO” DE ALIMENTOS INSANOS?

Como dice Cómo Cuando Cómo, estas dos imágenes, se entienden mejor juntas.
Moderamos ¿para quién?

Entre aquellos que tenemos la suerte de que algún medio de comunicación o plataforma divulgativa confíe en nosotros a la hora de darnos voz para ofrecer consejo de salud y alimentación a la población, existe desde hace tiempo el dilema que da título a este artículo.

Nos debatimos entre el consejo amable y costumbrista de “por un poco no pasa nada”, “no hay que ser tan radical”, “todo en exceso es malo”, “por una galleta no se ha muerto nadie”, “yo desayune bollos con cacao toda mi infancia y estoy sano”…. Y el consejo menos fácil y más duro de “cuánta menos comida insana mejor”.Antes de seguir ahondando en el tema, paremos un momento a examinar el contexto en el que estamos dando estos mensajes:



¿Es adecuado al contexto social de mi entorno?

Si hablamos de divulgar en España, es importante tener en cuenta que nos dirigimos a una población con tasas de obesidad y sobrepeso elevadas, tanto en población adulta como infantil. Que además es una población con acceso alimentos, que no pasa hambre. 


Una población cuyo consumo de fruta, verdura, legumbre y frutos secos es bajo, mientras que el pan blanco, la bollería y las carnes copan las primeras posiciones en lo que a aporte energético de la dieta se refiere.
¿HAY QUE RECOMENDAR UN “CONSUMO MODERADO” DE ALIMENTOS INSANOS?Una población que está fuertemente bombardeada por publicidad y mensajes de la industria alimentaria animándola a consumir productos insanos. Y que no sólo no tiene en su Servicio Nacional de Salud a un profesional de referencia en temas de alimentación, sino que incluso sociedades médicas y/o científicas alargan la mano para lucrarse a cambio de ceder su logo en productos deplorables desde el punto de vista nutricional.
En ese contexto, dar mensajes recomendando un consumo moderado de alimentos poco saludables (refrescos, alcohol, bollería, galletas, lácteos azucarados, cereales refinados, embutido y productos altamente procesados en general) es totalmente contraproducente. En primer lugar porque el significado de “moderación” no está claro ¿es tres veces a la semana o una vez al mes? ¿Un solo producto insano o varios?
Y en segundo lugar porque la población ya consume, en exceso, todos esos productos, sin necesidad que lo reforcemos como sanitarios. Quien ya consume “con moderación” esos alimentos, si deja de hacerlo gracias a nuestro mensaje, va a mejorar su alimentación. Y quien haga un consumo excesivo, no va a hallar en él una excusa para mantenerlo disfrazándolo de moderación, riesgo que si corremos con el mensaje más dulcificado.

Pero ¿no nos estamos poniendo muy radicales?


Cuando luchamos contra una industria que invierte verdaderas fortunas en difundir su mensaje, no podemos permitirnos que las pocas veces que nos dejan hablar, la idea salga desvaída.
Cada vez que recomendamos “vino con moderación” estamos perdiendo la oportunidad de recomendar beber agua.
Con cada “galletas con moderación” que sale de nuestra boca dejamos de recomendar que se aumente el consumo de fruta.
Cuando el mensaje es “el jamón es saludable” estamos malgastando la oportunidad de recomendar fuentes proteicas más sanas y más sostenibles como la legumbre, para reforzar el consumo de carne procesada, que ya es elevado de por sí, mientras de legumbre no alcanzamos los mínimos.

Con cada acusación de “talibanes” hacia compañeros que dan un mensaje con menos “moderación” que el nuestro, estamos perdiendo la oportunidad de reforzar un consejo intachable desde el punto de vista de la salud pública.
Nosotros somos la única voz que hace frente a un gigante poderoso, somos el David en esta lucha. No podemos permitirnos mensajes equívocos ni la más mínima tregua al ya desbordante problema alimentario que tenemos instaurado. 



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