Salvador Dalí conoció a John Lennon y a Yoko Ono en París en 1969 durante la luna de miel de estos. Se habían casado en Gibraltar y se fueron de viaje de novios a Ámsterdam, a París y a otros lugares haciendo campaña por la paz.
Los recién casados se "encamaron por la paz" en la suite presidencial del Hotel Hilton de Ámsterdam(1). Lennon dijo que lo mejor que podía hacer por la paz del mundo era meterse en la cama y dejarse crecer el pelo.
Después siguieron con esa campaña por París y por más sitios. En la capital francesa, como he dicho, coincidieron con Dalí, a quien estas cosas le chiflaban.
Yoko Ono, John Lennon y Salvador Dalí en París, a la puerta del
Hôtel Plaza-Athénée, en 1969
A Dalí ya le gustaba mucho la música pop, y había sido siempre fan de los Beatles, pero esta nueva deriva que estaba tomando Lennon le entusiasmaba.
Al matrimonio también le gustaba mucho Dalí y su obra, y fueron a visitarlo en varias ocasiones a Portlligat.
Querían que el pintor les apoyara en su campaña por la paz, y Dalí accedió, porque todo eso de llamar la atención era su vida.
¿Qué podían hacer? ¿Encamarse los tres? ¿Encamarse solo Lennon y Dalí? Bueno. Vale. De acuerdo. Qué más daba.
Lo que fuera.
Lennon estaba entusiasmado con la idea. Le dijo a Dalí que una opción muy interesante sería, por ejemplo, pasar unos días en algún escaparate de París, en alguna avenida importante y muy transitada. Seguro que habría firmas prestigiosas que les ofrecerían buenos locales en Los Campos Elíseos, por decir una gran avenida mundialmente conocida. No iban a tener ningún problema.
Aprovecho para hacer dos incisos, pues ya sabéis que este blog enseña amenizando y ameniza enseñando. (La verdad es que tenéis un chollo conmigo. Os voy a tener que subir el precio).
Inciso 1.- El gran escritor Georges Simenon alcanzó una gran popularidad con sus novelas del comisario Maigret. Os las recomiendo vivamente. Tenéis que leer varias. Como todos los personajes de serie, Maigret debe ser conocido lenta, insistentemente. Hay que ir cogiéndole el punto, el ritmo. Hay que conocerlo. Leed novelas de Maigret. De verdad.
Simenon llegó a adquirir tal soltura (y la editorial le presionaba tanto para que hiciera cada nueva entrega) que una vez alardeó de que había escrito alguna de las novelas en un solo día.
La editorial lo retó, viendo ya el éxito comercial de la apuesta: ¿Se atrevería Simenon a escribir una novela en un día y a la vista del público?
El autor aceptó el reto y se encerró en una jaula de cristal en las Galerías Lafayette de París mientras los clientes iban y venían, y se quedaban un rato a curiosear y se marchaban, y volvían otra vez a mirar.
A primera hora de la mañana le quitó la tapa a la máquina de escribir, colocó a su izquierda un paquete de folios, se preparó el primer café y la primera pipa y se sentó a la tarea. A última hora de la tarde o primera de la noche terminó la última página, sacó el folio del carro, lo colocó en la pila de los demás y tapó la máquina. La novela estaba terminada.
(Lamentablemente, aunque esta anécdota se cuenta a menudo, todo indica que es una historia falsa. La prueba es que si buscáis encontraréis bastantes fotos de Simenon escribiendo, pero ninguna haciéndolo en aquella caja de vidrio rodeado de curiosos, y de haber sido cierta esa historia habría muchas fotos: La editorial habría sido la primera interesada en difundirlas).
Inciso 2.- David Garnett es conocido en España sobre todo por dos novelas cortas (tan cortas que suelen ir juntas en el mismo volumen): La dama zorro y Un hombre en el zoo. El protagonista de esta última decide exhibirse en una jaula del zoo como un mero especimen de homo sapiens. No se muestra desnudo, en su estado natural, sino, por el contrario, hace de la jaula un confortable cuarto de estar y dormitorio y está en ella correctamente vestido, leyendo, fumando... haciendo la vida normal que cualquier hombre civilizado haría en su casa, solo que a la vista del público.
(Naturalmente, también os recomiendo estas dos curiosas y desconcertantes novelas de Garnett).
Seguimos con nuestra historia:
Como Simenon (supuestamente) o como el personaje de Garnett, Lennon le propuso a Dalí que pasaran unos días cómodamente sentados en unos sillones, comiendo, leyendo... en actitud tranquila y cotidiana, incluso aburrida a ratos, en algún sitio donde les viera la gente que pasara.
Habría unas pancartas, carteles, emblemas proclamando la paz en el mundo. Sería un encierro por la paz del que hablarían todos. Saldrían en las televisiones y radios de todos los países. Les harían documentales, entrevistas... La causa por la paz daría un paso de gigante.
Dalí accedió con entusiasmo a todo lo que le propuso Lennon, pero luego remató:
-Me parece muy bien que estemos una semana exxxx
xxxxxxxxxxxxx
xxxxxhibién
donosss en un escaparate parisino a favor de la paz. Pero, una vez terminada esa semana,
in
me
diatamente,
exhibámonos en ese mismo escaparate a favor de la
Lennon se escandalizó (naturalmente) y dijo que no (naturalmente). ¿Cómo iba a hacer él esa barbaridad? Dalí le contestó muy tranquilo que no veía por qué no.
-Si yo le ayudo a usted en su campaña por la paz, ayúdeme usted a mí en mi campaña por la guerra. Es lo justo, ¿no? Además, como dijo Salvat-Papasseit, "el amor y la guerra son la sal de la tierra".
Lennon dio por terminado el proyecto y Dalí se quedó con dos palmos de narices: "Así que yo estoy dispuesto a ayudarle a usted y usted a mí no".
A pesar de esa decepción se vieron más veces. Se atraían.
En una de las visitas de la pareja, Yoko Ono (sus cosas) le pidió a Dalí uno de los pelos de su famosísimo bigote. El pintor (Avida Dollars), le pidió diez mil dólares. A Ono (¿será por dinero?) le pareció bien.
Pero cuando Dalí iba a arrancarse el pelo y a vendérselo le dio miedo. Estaba convencido de que Yoko Ono era una bruja y temió que pudiera hacerle algún conjuro.
Así que le dio un pelo que no era suyo. (No sabemos de quién sería; a quién -persona o animal- le endilgó la posible maldición). Pero, eso sí, le cobró los diez mil dólares igualmente.
¿Qué moraleja o enseñanza os doy hoy a cuento de todo esto? Yo qué sé. Ninguna. Parece que siempre os tiene que servir este blog para algo. Pues hoy no, que no soy Pepito Grillo, leches.
No; no pongo el Pepito Grillo que estáis esperando, que me meto en un lío
con lo de los derechos. Esta imagen es de la web "¿Qué comen...? Alimentación
y dieta de animales y mascotas". Además, le gustaría mucho más a Dalí que la otra.
-Oiga usted, Joserramoncito: Sepa que yo leo blogs de arquitectura para saber datos y conocer obras y críticas arquitectónicas. En su defecto, puedo consentir que de vez en cuando toque otros temas siempre y cuando aporte alguna enseñanza o algún asunto digno de reflexión. Pero ya me ha decepcionado usted demasiadas veces y estoy cansado de perder el tiempo, así que sepa que no pienso volver a leer este infecto foco de estupidez.
-Lo siento mucho, Don Leonor. Me deja usted planchado.
(1).- En otros sitios leo que esto de encamarse fue justo antes de casarse. No lo sé. Tampoco tiene mayor importancia para lo que quiero contar.