Hazlo por mí

Me escribe para decirme que está mal y me lo repite dos veces. No sé cuánto esfuerzo le habrá supuesto enviar ese mensaje porque nunca antes me lo había dicho, no con esas palabras. Yo lo intuía, él lo dejaba entrever, pero todo era ambiguo.

M. le juzga, piensa que quiere llamar la atención, pero yo sé que no. Me da miedo que sea un grito de auxilio, pero yo no puedo hacer nada por ayudarle, o eso creo. Dímelo. Si puedo ayudarte, dímelo. Le digo a M. que me he puesto a llorar como una niña pequeña cuando me ha dicho eso, mirando por la ventana hacia el cielo azul que empieza a descubrir la primavera. Luego he añadido: Pero yo sigo con mi vida, y me he reído. No me creo mis mentiras. Risa amarga. Bittersweet. No tenemos palabra en español, eso me dijeron. Supongo que agridulce suena más a un plato del restaurante chino.

Mientras friego los platos, una gran tristeza me embarga, encuentra refugio en mis entrañas. Recuerdo cómo fregabas los platos en tu búnker, con música de Bob Marley, ¿te acuerdas tú? Seguro que tenías ese recuerdo apagado, de color gris en algún lugar de tu cerebro. “Tienes muy buena memoria”, me dirías tú, admirado. Me quiero acordar siempre de todo, por eso lo escribo. Por eso le hablo de ti a todo el mundo. Es como los sueños, si se los explicas a alguien, nunca se te olvidan. Siento que debo escribir para sacarlo todo, para purgarme, pero me cuesta. Me parece más fácil contestar el mensaje de otro chico y es lo que acabo haciendo.

Tengo un montón de notas en el móvil con detalles de nuestra relación, de su cara, de su risa, de su manera de mirarme. Siempre le he parecido la más guapa. ¿Te gustaría que te las leyera en voz alta? Y no publico nada de eso porque me cuesta, porque me duele. En casa, a veces siento la soledad, los recuerdos, porque el ritmo de vida es más calmado que el de la ciudad. Me gusta y me aterroriza a la vez, el silencio del pueblo me deja pensar. I’m so afraid of what you have to say, cause I am quiet now, and silence gives you space. Esa frase me recuerda mucho al final, cuando sabía que me ibas a dejar. Ahí te portaste mal, tengo que pensar siempre en lo malo para no volver a caer. Y en las mentiras que nunca has admitido.

Me vienen a la mente más pedazos de felicidad pasada. Nos veo en Australia constantemente. Pienso en la aventura que vivimos y que nunca se repetirá. Quiero volver al pasado. Cuando viajo es cuando más te echo de menos, porque querría llegar por la noche al hotel, tumbarme en la cama y acurrucarme a tu lado, dejar que me acaricies el cabello, besarte, decirte solo cosas buenas y quedarme dormida a tu lado.

Cúrate, por favor. Hazlo por mí.