En los escenarios en los que hoy discernimos nuestro paso por la vida, ni se entienden ni resultan extrínsecos, los distintos entendimientos de la competitividad, la competencia o el egoísmo moral en el marco del modo de vida.
Bajo caparazones narcisistas, es práctica generalizada ir por las esquinas apelando y pregonando una falsa humildad que tiene de sustento lo mismo que de transparencia de dicho caparazón.
La vida es un espacio mercantil y de exposición donde todos cabemos, donde podemos darnos cita todos, donde cada uno desarrolla su talento, habilidades, experiencias, propuestas...Resulta ya cansina la búsqueda de dicotomías como elemento de discordia, más cuando éstas sólo están alimentadas por adeptos volátiles cuya chaqueta es de quita y pon.
Hay casos en los que la competencia se lleva al extremo de la rivalidad/oposición continua o una especie de estrategia de ningunear lo que el otro hace, desprestigiarlo o minusvalorarlo a costa de lo que sea y como sea. En otros casos subyace un afloramiento de las "neuronas espejo" donde se copian creatividad, procedimientos e ideas con arrogamiento de copyright. Y, en otros, el pataleo último o la extemporaneidad les delata.
Todo sería más fácil si en vez de que cada uno hiciera su fiesta privada por separado, todos fuéramos a los stands de todos acaparando a todos el mismo día.
El progreso debiera ser más fructífero a partir la aportación de todos a la comunidad, más puestas en común y más beber todos de la fuente de todos. Por supuesto, no seré yo quien dé lecciones de nada y mucho menos al modo de vida que elija cada uno o conducta que deba llevar. Sí es cierto que hay algo que me produce placer momentáneo, continuo, inmediato...sí, me considero hedonista en ese sentido; reconocer el trabajo y el éxito ajeno, el esfuerzo invisible que cada uno realiza, valorarlo, aplaudirlo y felicitarlo, me hace aflorar un sentimiento de cuasi autorrealización (éste es el único concepto que conozco de humildad, el otro es mentiroso). No creo que nada de ello deba restar competitividad ni la búsqueda, qué duda cabe, de tu mejor nivel ni tu más alta cota posible.