Sobre estas líneas podéis ver la fotografía de Heidi Hankins, una niña superdotada de cuatro años de edad con un cociente intelectual de 159, recordemos que el promedio de cociente considerado normal se sitúa en un adulto entre los 100 y los 130 puntos. Esta niña tiene prácticamente el mismo cociente que Albert Einstein o Stephen Hawking, pero con la ventaja de la edad, quizá en un futuro supere a las personas citadas.
Sorprende saber que con sólo un año de edad ya podía hablar con un vocabulario fluido construyendo oraciones coherentes, a leer le enseñaron sus padres con la ayuda de un ordenador a los 18 meses y según explican, aprendió muy rápido. Al alcanzar los dos años de edad ya era capaz de realizar operaciones aritméticas como la suma o la resta, podía contar hasta 40, leer libros para niños de siete años de edad, etc. Hoy Heidi Hankins, la niña superdotada de cuatro años, cuenta con el reconocimiento de Mensa, una organización internacional de superdotados con sede en el Reino Unido cuyo propósito es reunir a estas personas en un ambiente que resulte socialmente enriquecedor y que permita continuar su formación.
El padre de Heidi Hankins es un profesor universitario y la madre una artista, ambos lograron identificar rápidamente las capacidades de su hija y no dudaron en ponerse en contacto con Mensa, hay que decir que las cuidadoras de la guardería también se habían dado cuenta de la gran inteligencia de la pequeña llegando a decir que cada vez resultaba más complicado encontrar actividades que pudieran satisfacer su ansia de aprender. El test de inteligencia determinó lo que se sospechaba, su capacidad sobrepasaba con creces la de cualquier niño y cualquier adulto siendo una superdotada.
En el artículo publicado en el periódico digital Daily Mail nos hablan también de las condiciones físicas de la niña, es más alta que la mayoría de sus compañeros de clase, siendo comparable físicamente a una niña de seis años de edad, quizá este dato no es significativo, sí en cambio su gran cociente intelectual. Al margen de este dato, Heidi es como cualquier otra niña, juega con sus amigos y se entretiene y divierte con muñecas y otros juguetes. La única diferencia es que de vez en cuando, por iniciativa propia se sienta a leer un libro, sobre el ordenador no se dice nada, teniendo en cuenta que fue la herramienta con la que aprendió a leer, sería lógico deducir que también puede utilizarlo como una herramienta de aprendizaje.
En algunos casos, identificar niños superdotados no es fácil, sin embargo, en el caso de Heidi Hankins no ha supuesto ninguna complicación. Si la pequeña mantiene la trayectoria intelectual, quizá nos encontramos ante una de las futuras eminencias de cualquier materia que le apasione y decida desarrollar.
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Heidi Hankins, superdotada de cuatro años de edad con un cociente intelectual de 159