Un día abres la nevera, echas un vistazo a los ingredientes que tienes disponibles y...¡zas!...te llega la inspiración. Te invade la seguridad de que la idea que te ronda la cabeza va a funcionar, que la combinación de sabores, ingredientes y técnica va a tener éxito...lo ves clarísimo.
Seguro que sabéis de qué os estoy hablando ¿verdad?
Esto es lo que me ocurrió el fin de semana pasado con este helado que ha supuesto una gran sorpresa para todos. Cremoso, suave y con un sutil sabor a limón que es delicioso. Un manjar de dioses.
He decidido presentarlo al concurso "Vamos a hacer helados" que organiza Rosi en su blog Sugg-r ya que todavía no estamos en plazo. Querida amiga, espero que te guste :)
Necesitamos
- 200 ml de nata para montar (35% de grasa)
- 1 lata pequeña de leche condensada
- 250 grs de queso mascarpone
- 2 cucharaditas de esencia de limón
- Ganaché de chocolate negro para servir
Preparación
Montamos la nata que habrá de estar muy fría. Yo suelo meter el recipiente en el que la voy a batir y las varillas en el congelador unos diez minutos antes de montarla y es un truco que me funciona siempre.
Añadimos la leche condensada, el queso mascarpone y la esencia de limón.
Batimos suavemente para incorporar los ingredientes con cuidado de no pasarnos.
Vertemos la mezcla en un recipiente con tapa y lo introducimos en el congelador durante, al menos, seis horas.
Sacamos del congelador unos 20-30 minutos antes de consumir.
Servimos en bola sobre una base de ganaché de chocolate.
¡Ñam!
Delicioso :)