Revista Cocina
A pesar de lo que mucha gente dice, para poder disfrutar de helados caseros no necesitamos tener una heladera. Aunque están pensadas para facilitarnos la tarea, como tantos otros aparatos de cocina, las heladeras no sin indispensables y me gustaría demostrártelo con una recopilación de cinco de los helados que más han a menudo preparo en casa de forma manual y cuyo resultado es fabuloso (pinchad en las fotos si queréis saber cómo elaborar cualquiera de ellos).
Helado de dulce de leche
El dulce de leche es uno de esos sabores que gustan a la mayoría, difícil encontrar detractores. Es más, yo no conozco a ninguno :) Si el dulce original es para comerlo a cucharadas, imaginad cómo está esta versión helada, un empezar y no parar. Ñam!
Helado de vainilla
El gran clásico de los helados y la base de muchas combinaciones que, en la actualidad, son grandes éxitos entre los consumidores. Añádidle cookies, trocitos de chocolate, sirope de caramelo, frutos secos o lo que más os apetezca para darle un toque diferente.
Helado de mascarpone y limón
El limón combina a la perfección con el queso mascarpone dando como resultado un refrescante y cremoso helado con un ligero punto de acidez. Complicación cero a la hora de prepararlo, sólo necesitáis la paciencia suficiente porque la espera hasta que coja cuerpo no os la quita nadie. Eso si, merece la pena.
Helado de tres leches y cerezas borrachas
Para los amantes del exquisito dulce latinoamericano "tres leches", la versión helada resulta sorprendente. No tengo palabras para recomendarlo lo suficiente así que...no lo haré. Dejo que la imagen hable por sí misma a la hora de convenceros de que este es un "must".
Helado de pan integral
Helado...¿de qué? Es lo que yo pensé cuando me pusieron un cuenco con este helado delante por primera vez. Mi reacción inicial se vio transformada tras la primera cucharada. No os dejéis engañar por la rareza de este helado. Es delicioso y, con el, sorprenderéis a quienes se lo ofrezcáis.
Como veréis las opciones son muy variadas y estas son sólo unas pocas. Cualquier helado se puede preparar sin heladera. Tan sólo hay que seguir unas pautas de elaboración básicas y sencillas.
1. Preparad la mezcla base siguiendo las instrucciones de la receta del helado que queráis preparar. Es posible que, la elaboración de la mezcla base suponga calentarla y dejarla enfriar a temperatura ambiente para después dejarla enfriar del todo en la nevera. Si tenéis prisa podéis acelerar el proceso colocando el recipiente con la mezcla base dentro de otro recipiente mayor con agua helada (o con agua + hielo).
2. Trasladad la mezcla a un recipiente apto para el congelador, tápalo con film transparente y dejadlo en el congelador durante 1 hora. Lo ideal es un recipiente de acero inoxidable más ancho que alto. El metal acelera el proceso de congelación y al utilizar un recipiente ancho se consigue que una mayor cantidad de helado esté en contacto con una superficie fría consiguiendo también que se congele más rápidamente. Cuanto más rápido se congele más cremoso y suave quedará el helado.
3. Batid la mezcla cada 1,5-2 horas, dos o tres veces, para romper los cristales de hielo que se hayan formado. Con esta operación se consigue que la textura final del helado sea lo más cremosa posible así que es importante no obviarla.
Seguidas estas pautas y una vez listo el helado, tan sólo queda trasladarlo al recipiente definitivo y taparlo para evitar que absorba olores de otros alimentos que tengamos en el congelador, donde lo conservaremos hasta el momento de consumirlo.
Los helados caseros se mantienen en perfectas condiciones durante, aproximadamente, tres meses aunque en mi casa nunca duran tanto y, me da, que esto no ocurre sólo en la mía :)
El dulce de leche es uno de esos sabores que gustan a la mayoría, difícil encontrar detractores. Es más, yo no conozco a ninguno :) Si el dulce original es para comerlo a cucharadas, imaginad cómo está esta versión helada, un empezar y no parar. Ñam!
Helado de vainilla
El gran clásico de los helados y la base de muchas combinaciones que, en la actualidad, son grandes éxitos entre los consumidores. Añádidle cookies, trocitos de chocolate, sirope de caramelo, frutos secos o lo que más os apetezca para darle un toque diferente.
Helado de mascarpone y limón
El limón combina a la perfección con el queso mascarpone dando como resultado un refrescante y cremoso helado con un ligero punto de acidez. Complicación cero a la hora de prepararlo, sólo necesitáis la paciencia suficiente porque la espera hasta que coja cuerpo no os la quita nadie. Eso si, merece la pena.
Helado de tres leches y cerezas borrachas
Para los amantes del exquisito dulce latinoamericano "tres leches", la versión helada resulta sorprendente. No tengo palabras para recomendarlo lo suficiente así que...no lo haré. Dejo que la imagen hable por sí misma a la hora de convenceros de que este es un "must".
Helado de pan integral
Helado...¿de qué? Es lo que yo pensé cuando me pusieron un cuenco con este helado delante por primera vez. Mi reacción inicial se vio transformada tras la primera cucharada. No os dejéis engañar por la rareza de este helado. Es delicioso y, con el, sorprenderéis a quienes se lo ofrezcáis.
Como veréis las opciones son muy variadas y estas son sólo unas pocas. Cualquier helado se puede preparar sin heladera. Tan sólo hay que seguir unas pautas de elaboración básicas y sencillas.
1. Preparad la mezcla base siguiendo las instrucciones de la receta del helado que queráis preparar. Es posible que, la elaboración de la mezcla base suponga calentarla y dejarla enfriar a temperatura ambiente para después dejarla enfriar del todo en la nevera. Si tenéis prisa podéis acelerar el proceso colocando el recipiente con la mezcla base dentro de otro recipiente mayor con agua helada (o con agua + hielo).
2. Trasladad la mezcla a un recipiente apto para el congelador, tápalo con film transparente y dejadlo en el congelador durante 1 hora. Lo ideal es un recipiente de acero inoxidable más ancho que alto. El metal acelera el proceso de congelación y al utilizar un recipiente ancho se consigue que una mayor cantidad de helado esté en contacto con una superficie fría consiguiendo también que se congele más rápidamente. Cuanto más rápido se congele más cremoso y suave quedará el helado.
3. Batid la mezcla cada 1,5-2 horas, dos o tres veces, para romper los cristales de hielo que se hayan formado. Con esta operación se consigue que la textura final del helado sea lo más cremosa posible así que es importante no obviarla.
Seguidas estas pautas y una vez listo el helado, tan sólo queda trasladarlo al recipiente definitivo y taparlo para evitar que absorba olores de otros alimentos que tengamos en el congelador, donde lo conservaremos hasta el momento de consumirlo.
Los helados caseros se mantienen en perfectas condiciones durante, aproximadamente, tres meses aunque en mi casa nunca duran tanto y, me da, que esto no ocurre sólo en la mía :)