Título: Helen no puede dormir
Autora: Marian Keyes
Editorial: Plaza & Janés
Año de publicación: 2013
Páginas: 524
ISBN: 9788401354199
Imagino que no soy la
única que asocia un libro con el momento en el que lo leyó. Un
viaje, un trabajo, un examen, una buena o mala noticia. En
definitiva, cualquier acontecimiento vivido mientras leíamos
ese libro. Yo siempre asociaré el último libro de
Marian Keyes, Helen no puedo dormir, con la muerte de mi
abuela paterna. El jueves 5 de diciembre fuimos a Pamplona a
pasar el puente y metí en la maleta el libro que
estaba leyendo. Al día siguiente, a primera hora, me llamó mi padre para darme la peor
noticia y la más inesperada: mi abuela acababa de morir.
Fue un
mazazo, el puente fue eterno, triste, duro, demoledor física y
psicológicamente. De pequeña, como mis padres trabajaban, me crié
con mi abuela, para mí era muy especial, la adoraba. Al menos me
quedaba el consuelo de que a sus 86 años había muerto sin sufrir,
pero no podía dejar de pensar en que, por menos de un mes, no había
llegado a conocer a mi hijo, Amets, el que iba a ser su cuarto
bisnieto.
Lógicamente entre el
tanatorio, el cementerio, el funeral y todo ya no tuve ni tiempo ni
ganas de leer. Pero el lunes, al volver a Madrid, a la rutina, decidí
retomar la lectura. Necesitaba desconectar. Y para qué negarlo, para
entonces iba ya por la mitad del libro y me estaba gustando mucho.
Descubrí a Marian Keyes en 2008 con Sushi para principiantes
y me gustó tanto que ese mismo año leí otras cuatro novelas de
esta autora irlandesa. En 2009 leí otros cinco libros suyos y en
2010 otros dos.
Este es ya el libro
número trece que leo de Marian Keyes, solo me faltan La familia
Walsh de la A a la Z y Salvada por los pasteles. Es una de
mis autoras favoritas. Me encanta cómo aborda temas serios, duros y
complejos como el sida, las adicciones, el suicidio o los malos
tratos con historias que nos hacen reflexionar pero también reír,
historias amenas, ágiles, divertidas y entretenidas que atrapan y
que hacen gala de un gran sentido del humor.
Y eso es precisamente lo
que he encontrado en este libro. Después de tres años sin leer nada
de ella las expectativas eran muy altas, tenía muchas ganas de
volver a disfrutar de una novela de Marian Keyes y, por suerte, ha
estado a la altura, ha cumplido las expectativas e incluso ha subido
el listón. He disfrutado muchísimo con esta historia.
La protagonista es Helen,
la pequeña de las hermanas Walsh: Claire, Margaret, Rachel y Anna, a
quienes los seguidores de Marian Keyes conocemos como si fuesen de
nuestra propia familia gracias a otros libros de la autora. Vive en
Dublín, donde trabaja como detective privado. Pero la crisis y la
recesión han hecho mella, el trabajo cada vez escasea más y al
final Helen no puede pagar sus facturas ni la hipoteca. Pierde su
casa, su pequeño piso, su refugio, tan especial como ella, y no le
queda más remedio que volver a casa de sus padres.
No es la mejor forma de
poner orden en su vida ni de enfrentarse a sus demonios. Está
intentando salir de una depresión, escapar de las ideas de suicidio
que constantemente le rondan, huir de su insomnio y de su adicción a
los antidepresivos y los somníferos. Por si fuera poco, Jay Parker,
su último novio, engatusador pero nada fiable, reaparece en su vida
para ofrecerle un trabajo. Debe encontrar a Wayne Diffney, uno de los
cinco miembros de Laddz, un grupo de pop al que representa que hace
años tuvo mucho éxito y que ahora volverán a tocar juntos en unos
pocos conciertos. El problema es que Wayne ha desaparecido sin dejar
rastro, nadie sabe dónde está y tiene que reaparecer porque el
primer concierto es dentro de cinco días.
La trama comienza un
jueves y acaba el miércoles siguiente. A lo largo de esa semana
Helen, y el lector a la vez que ella, conoce a todos los miembros de
los Laddz y a sus familias, comparte con ellos los nervios, la
tensión, las discusiones de los ensayos previos a los conciertos y
la desesperación que se va a apoderando de ellos conforme pasan los
días y Wayne no aparece. En este sentido puede decirse que la
historia es una novela negra, nos narra una investigación pero, eso
sí, nada convencional. Porque Helen es especial, única, diferente.
No es organizada ni metódica. Se deja guiar únicamente por su
intuición y sus corazonadas. No es una investigadora privada al uso.
Y por eso esta parte de la historia tampoco lo es.
Como autora de chick-lit,
en una novela de Marian Keyes no podía faltar una historia de amor.
Helen tiene ahora un nuevo novio, Artie Devlin, un policía guapo y
sexy, divorciado y padre de tres hijos, con una vida perfecta y una
casa maravillosa, si no fuera porque su ex mujer, Vonnie, pasa
demasiado tiempo en ella, la hija mayor, Ionna, se muestra
indiferente con Helen, la hija pequeña, Bella, obsesionada con el
color rosa, la adora demasiado y el hijo, Bruno, un neonazi en
potencia, la odia con toda su alma... Una combinación explosiva,
pero así es la vida de Helen.
Ella es alocada, intensa,
está perdida, no sabe qué hacer con su vida, no encuentra su lugar,
no tiene claro quién es ni a dónde va, ni siquiera de dónde viene
ni cómo ha llegado a donde está, por eso se vuelca con este
trabajo, necesita mantenerse activa para no tener que pensar en su
propia situación. Una situación muy bien reflejada en el libro, ya
que la propia autora ha sido adicta al alcohol y ha sufrido
depresiones. Helen es adicta a la Coca-Cola light, pero también sabe
muy bien lo que es una depresión.
Si os gusta el chick-lit,
os gustará esta historia. Si os gusta Marian Keyes, también. Pero
eso sí, teniendo muy claro que las últimas historias de la autora,
especialmente Un tipo encantador, La estrella más
brillante y Helen no puede dormir no son tan frescas y
desenfadas como las primeras. Son más adultas, más maduras, más
serias. Pero no por ello peores. Simplemente son diferentes, imagino
que porque Keyes ha cambiado, como persona y como escritora, debido a
su adicción y su depresión.
Pero creo que esta
historia lo tiene todo. Una investigación que sorprende y engancha.
Una historia de amor tan peculiar como la propia Helen. Una trama
dura, difícil, compleja pero al mismo tiempo divertida y
entretenida. Un ritmo ágil y ameno y unos personajes a los que se
les coge muchísimo cariño, especialmente a Helen y a Wayne, y que resultan
inolvidables porque son como nosotros. Porque todos tenemos miedos,
fantasmas, demonios, obsesiones que nos paralizan y nos atenazan. Que
están en nuestra propia cabeza, que nos persiguen allá donde vamos,
por más que intentemos escapar de ellos. Porque, en definitiva,
todos tenemos noches en las que no podemos dormir. Y os aseguro que
este libro es un aliado buenísimo para esas noches de insomnio.
Si te interesa el libro puedes encontrarlo aquí.