Revista Cine

Her

Publicado el 14 marzo 2014 por Lucasliz @CDI_LucasLiz
HerAño: 2013.
Dirección: Spike Jonze.
Intérpretes: Joaquin Phoenix, Scarlett Johansson, Amy Adams, Rooney Mara, Olivia Wilde.
SinopsisLa película nos narra la inverosímil relación (incluso amorosa) que se establece entre Theodore (personaje interpretado por Joaquin Phoenix), un solitario joven que está a punto de divorciarse y que trabaja en una empresa como redactor de cartas, y Samantha, voz femenina de un sistema operativo que Theodore acaba de adquirir, basado en la última tecnología disponible de Inteligencia Artificial y capaz de satisfacer todas las necesidades del usuario. Scarlett Johansson es quien presta su voz al sistema operativo Samantha.
CríticaTras las buenas críticas leídas sobre el contenido de esta cinta y tras el premio de la Academia americana de cine al guión de Spike Jonze, desde CDI no nos hemos podido resistir a la tentación, y hace unos días nos acercamos a una madrileña sala de cine para disfrutar de HER.
Ambientada en un supuesto futuro no muy lejano, el guión del Spike Jonze retrata la soledad del individuo y su capacidad (o incapacidad) para relacionarse con las personas que le rodean. Esta situación no deja de ser un fiel retrato de la senda por la que estamos transcurriendo los habitantes del mundo occidental, alejándonos más entre nosotros, por mucho que físicamente vivamos cada vez más apiñados, y refugiándonos en la tecnología y las relaciones creadas a través de medios como internet o las aplicaciones móviles. Hace unos años podría verse todo esto como muy exagerado, pero hoy en día cuan familiar nos resulta; y cada vez más. Pues bien, aquí Spike Jonze juega con el extremo mismo de las relaciones humanas, describiendo, de una forma muy tierna y conmovedora, la creada entre un hombre y un sistema operativo. ¿Inverosímil, verdad? Pero también les lanzamos la siguiente pregunta: ¿cuántas de las cosas que hoy en día hacemos a través de la tecnología que tenemos a nuestro alcance se hace imposible de creer para nuestros abuelos, o incluso para nuestros padres?
HerEl mérito de la cinta radica en que el espectador experimenta un viaje desde la incredulidad inicial, por la inverosimilitud de lo expuesto, hasta adentrarse completamente en lo narrado con una profunda y completa participación; esa es la transformación que se sufre a lo largo de todo el metraje, haciendo que sufras, te conmuevas, te alegres. En definitiva, que  lo sientas y te aproximes tanto, que acabes por verlo tan real y posible como irreal e imposible lo veías al principio.
De esta irónica y original descripción de hacia dónde nos estamos dirigiendo, resulta muy ilustrativa la escena en la que Theodore corre hacia el metro y al bajar las escaleras, todos los viajeros que salen en sentido opuesto van pendientes de su dispositivo móvil y con su auricular, sin prestar atención alguna a su entorno. Es ahí mismo, donde Theodore corre desesperado por no poder contactar con Samatha a través de su dispositivo móvil y ¿no les parece un símil perfecto de lo que hace hoy en día el usuario de teléfono celular en busca "de esa rayita de cobertura o de 3G"? En este sentido, nos parece que la "mínima exageración de la situación actual" no es más que un toque de atención hacia nosotros mismos y a lo que nos estamos convirtiendo. Lo exagerado e inverosímil ya no lo es tanto, si te paras a pensarlo mínimamente.
El tramo medio de la cinta se dilata, resultando alargarse en exceso, para llegar finalmente a un desenlace "duro", que te toca y te hace sufrir. Te lleva a las entrañas mismas del abandono y las sensaciones que éste provoca; a la dureza del mismo, a la soledad. Estas últimas escenas se nos hacen desgarradoras y nos dejan desamparados, vacíos. Provoca desasosiego, intranquilidad. Ahí también se nos hace un poco mundana, recurriendo a recursos "lacrimosos" que más que conmovernos, casi nos hieren y nos infunden dolor. Se puede decir, que "juega con nosotros", incluso pudiendo evocar actos que no se acaban de concretar, por suerte, pero que aun así nos siguen rasgando la piel a jirones.
HerEstamos también ante una notable interpretación de Joaquin Phoenix, pese a esa estética y a ese vestuario que no acabamos de entender, donde predominan los colores llamativos y algunos elementos propios de "cachulismo marbellí" a los que no le vemos ningún sentido (perdonen esta licencia lingüística más propia de una tertulia carabanchelera que de un espacio de cine).
Sin duda que es una apuesta arriesgada y una original película (en ocasiones quizá el adjetivo extraña le venga mejor que el de original), que no convencerá a todos los grupos de espectadores, pero a la que hay que reconocerle una irónica puesta en escena del hacia donde nos dirigimos, con unas encantadoras gotas descriptivas de cómo ha de mostrarse lo tierno y lo conmovedor. Sin embrago, no le perdonamos el dolor que nos transmite y el cómo nos lo hace pasar en ese tramo final.
Un último apunte, musical, claro está. Aproxímense al ejercicio que supone la banda sonora original en la que vuelven a aparecer Arcade Fire y Owen Pallet. Brillante, tierna y conmovedora. Su nominación a los Óscar, más que justificada.
Nota general: 6,0 sobre 10.
Tráiler

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