Triste y preciosa. Las mismas palabras que me vinieron a la cabeza cuando vi Where the wild things are. Y esa luz... Qué sol más maravilloso brilla en las películas de Spike Jonze.
Puede que el planteamiento suene a rareza experimental, ¿un hombre que se enamora de una inteligencia artificial? Pero la historia fluye con tal naturalidad que se acepta sin aranceles. Gran parte del éxito lo tiene un guión muy cuidado que mete las mismas reticencias e incredulidades del que la ve en boca de sus personajes. Theodore vive su particular historia de amor tanto con ilusión como con pudor, y por eso emociona, se disfruta y al final nos hace mirarnos a nosotros mismos.
Y si Spike Jonze parece poco, ahí tenéis a Joaquin Phoenix, siempre en su mejor momento, y la deliciosa música de Arcade Fire.
Nada mejor para recomendarla que decir que tengo ganas de volverla a ver.