Revista Salud y Bienestar

Heridas

Por Saludyotrascosasdecomer

Leo entra en tu consulta a media noche como un ladrón de medio pelo. Posa una mano en tu hombro y te despierta. ¿Qué coño haces durmiendo en el suelo? Ese somier acabará partiéndome la espalda. ¿Qué pasa? Siento despertarte a estas horas. No es nada grave. Pero creo que deberías echarle un vistazo.
Mierda, Capote, pero, ¿cómo te has hecho ésto? No he sido yo. Han sido ellos. Capote, tienes la palma de la mano llena de quemaduras. ¿La usaste de cenicero? Cuando desperté sujetaban mis manos con sus garras y se divertían con el fuego. Capote, joder, un día de éstos terminarás ardiendo. ¿Estás tomando la medicación? A veces. ¿Qué hora es? Las cinco. Vamos a curarte las heridas. Tenéis que creerme. ¿Por qué? Porque lo que digo es cierto. De acuerdo, te creemos. Ahora túmbate. Estaban en el jardín y... No. Silencio. Esta noche no tengo ganas de escuchar historias de dragones.


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