Revista Arte

Hermann Broch, un autor clarividente

Por Lasnuevemusas @semanario9musas

Hay autores clarividentes, cuyas obras, además de plantear temáticas universales, son capaces de detectar la deriva hacia la que evoluciona una sociedad y sus causas.

Cuando el tiempo les da la razón nos damos cuenta de su valor profético. Hermann Broch es uno de estos autores. Ello lo hace eminentemente actual.

Hermann Broch, un autor clarividente

Porque, si ya el romanticismo nos alertaba acerca de la sobrevaloración de la razón como cualidad humana absoluta para conducir nuestros actos, también es cierto que Broch recogió su testigo aplicándolo a la sociedad de su tiempo. Y es sorprendente la actualidad que su obra mantiene en general, a la vista de la evolución del mundo autodenominado desarrollado, abocado al fracaso.

Hermann Broch (Viena, 1886-New Haven, Connecticut,1951), de origen judío, que ya en 1909 se había convertido al catolicismo, trató en die Schlafwandler ( Los sonámbulos) una de sus obras más reconocidas, la pérdida del norte del devenir humano con el desmoronamiento de los valores. Esta trilogía de novelas, publicada a comienzos de los años 30 del pasado siglo, avanzaba la temática que, poco más tarde (en 1933), resumidamente, planteó también en El valor desconocido. La trilogía, publicada en España en volúmenes independientes (ed. Debolsillo): Pasenow o el romanticismo, Esch o la anarquía y Hugenau o el realismo, despliega los aspectos más característicos de su obra en general: la añoranza del espíritu romántico, reflejada en el lamento de la pérdida de la dimensión espiritual del ser humano (en la primera), la desorientación que causa en el protagonista su religiosidad frustrada (en la segunda) y la subordinación de todos los valores al imperio absoluto de lo material y al enriquecimiento comercial (en la tercera).

El valor de lo desconocido, cuya acción se sitúa a finales de los años 20 del pasado siglo, retoma la temática, que en esta ocasión despliega a través de la familia Hieck, cinco hermanos y la madre, viuda, que desde que ha enviudado siente una oportunidad de renacer.

El ambiente familiar plasma ya la desorientación en los proyectos de vida de cada uno: dos de los hermanos, alejados del hogar común cada uno por su lado, apenas tienen contacto con la familia, la hermana, Susanne, devota y piadosa hasta la obsesión, se prepara para ingresar en un convento, el hermano pequeño, Otto, joven algo alocado, aprendiz de grabado al cobre y pintor frustrado, y Richard, matemático, doctorando en el departamento de física de la universidad, ayudante del catedrático y físico Weitprecht, director del departamento. Este encuadre sirve al autor para centrar la mirada en el protagonista, Richard. Él, de naturaleza tímida, inmerso en la atmósfera de físicos y matemáticos de diversa índole que le rodea, se manifiesta inquieto en su búsqueda del sentido de la vida que las ciencias exactas no parecen proporcionarle.

Admirador y envidioso a menudo de la coherencia de Susanne, que a sus ojos vive armónicamente de una convicción que le otorgan sus referentes religiosos, es esquivo con las mujeres, la idea del pecado forma parte de su universo intimidatorio. Así Richard se debate en sus reflexiones entre la ciencia y lo irracional, pensamientos que a menudo se manifiestan en un lenguaje casi poético, que buscan integrar emociones, derivadas de la animalidad, como el miedo humano, con la racionalidad, un mundo en el que todo es demostrable. Richard acabará encontrando en el amor esta armonía, porque "también el amor es una forma de conocimiento".

El autor austríaco, que estudió matemáticas, física y filosofía, ha tratado en su obra cuestiones que apelaban a su propia conciencia. Su obra reflejó su vida y su vida se reflejaba en su obra. En sus años de emigración (a causa de la persecución nazi de los judíos) trabajó en temas de política y de derechos humanos, escribió sobre el totalitarismo y la economía, a la que él se refirió como "economía total", una expresión que nos recuerda muy de cerca a la que no hace tanto tiempo se ha acuñado como "economía global".

Hermann Broch fue nominado al premio Nobel de literatura. Formalmente se han destacado en su obra técnicas en su tiempo innovadoras, como la utilización del monólogo interior y otras cercanas a la literatura postmoderna. Su trilogía Los sonámbulos se ha comparado a menudo con el Ulises, de Joyce, La montaña mágica, de Thomas Mann, Berlín Alexanderplatz, de Döblin, El hombre sin atributos, de Musil o Manhattan Transfer, de Dos Passos.

Hermann Broch

El valor desconocido
Traducción de Isabel García Abánez
Editorial Sextopiso, 2020, 162 págs.

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