"Conducía Hermes un
día por todo el mundo una carreta cargada de mentiras, engaños y malas
artes, distribuyendo en cada país una pequeña candidad de su
cargamento. Más al llegar al
país de los malvados, los astutos y los aprovechados, la carreta, según
dicen, se atascó de pronto, y los habitantes del país, como si se tratara
de una carga preciosa, saquearon el contenido de la carreta, sin dejar a
Hermes seguir a los otros pueblos."
Y dijeron los dioses: Daremos a La Hispania el mejor de los climas, y playas doradas con años soleados, les daremos viñedos deliciosos para alegrar su espíritu y frutos de la tierra y del mar en abundancia; les colmaremos con gentes sencillas que toquen la guitarra y bailen el flamenco para su deleite; deportistas que triunfen en las disciplinas más relevantes; y visitantes de los confines de la tierra para que conozcan sus maravillas. Salta entonces a la palestra un celoso habitante de la Gallia y se atreve a enfrentar a los dioses reclamando: ¿Por qué todo lo mejor para Hispania? A lo que los dioses respondieron: La paciencia no es una de vuestras virtudes, ya que si esperais un poco, vereis como tantos prodigios de nada les servirán ante la avaricia y la ineptitud de sus gobernantes.
Nota:
Cuando los dioses crearon a Pandora fue Hermes quien la llevó a las mortales y le otorgó su fuerte sentido de la curiosidad.
La ilustración es de Montse Rubio.