Y los largos barcos los dejaron en el puerto de la Bahía de un país que despertaba desvencijado. Algunos, muchos, se habían arrastrado durante cuatro años por el barro de islas volcánicas y lejanas junglas cuyos nombres no comprendían. Algunos, muchos, tras volver, sin labor y sin dinero, tuvieron que vender sus jóvenes cuerpos y hasta sus bocas.
*Nota: escrito tras leer extractos del libro My buddy (Mi compañero) Editorial Taschen.
Héroes