Las altas temperaturas obligan a que prestemos especial atención a la hidratación de los bebés, recordemos que la deshidratación es el proceso por el que el organismo empieza a perder líquido a causa del calor, la actividad física, etc., quizá no se tiene sed, pero eso no quiere decir que no deban reponerse líquidos. Los expertos consideran que se produce una deshidratación leve cuando el organismo pierde el 1’5% del volumen de agua del cuerpo, quizá es algo leve pero parece ser que puede provocar estar bajo anímicamente, falta de concentración, debilidad, cansancio, y eso sin tener sed y siendo adultos, por eso con los bebés hay que extremar las precauciones.
Los recién nacidos y los bebés con pocos meses de edad son muy vulnerables a las altas temperaturas del verano, la temperatura corporal no se auto regula como en los adultos, algo que multiplica el riesgo de sufrir algunos de los síntomas antes descritos como el agotamiento y la fatiga, los vómitos y las náuseas, etc. Estos son algunos de los signos a los que deben prestar especial atención los padres en verano, quizá lo que les esté pasando sea por la falta de líquidos. Los especialistas explican que es necesario incrementar las tomas de lactancia materna ya que como sabemos, es un alimento y a la vez el líquido que les permite tener una correcta hidratación.
Además de la correcta hidratación, se deben tener en cuenta otros procedimientos que alivian a los bebés y hacen más soportables las olas de calor, bañarlos con agua templada, vestirlos con prendas suaves y vaporosas que permitan el paso del aire, o en su defecto dejarles sólo con el pañal, resguardarlos siempre de los efectos de los rayos del sol y de las horas de más calor, en el caso de tener que utilizar el cochecito hay que procurar que permanezca el menor tiempo posible en él, aunque ya sabemos que hoy en día encontramos sillas de paseo diseñadas para permitir el paso del aire y renovar la atmósfera interior, no es suficiente.
Los bebés no pueden expresar su malestar y tampoco entienden su necesidad de beber líquidos, por ello es interesante proporcionarles lactancia materna cada dos horas, en el caso que sea leche de preparación los expertos aconsejan proporcionar tomas cada tres horas. Por otro lado, una de las formas habituales de escapar del calor en el hogar, es el uso del aire acondicionado o un ventilador, en ningún caso se debe exponer a los bebés al aire que desprenden estos aparatos, sería contraproducente y podrían enfermar fácilmente.
Los padres deben ser vigilantes, comprobar en qué estado se encuentran las mucosas, si la boca o la lengua están resecas, controlar la actividad de los bebés, signo inequívoco de que algo les puede afectar como hemos indicado al principio, etc. La piel requiere cuidado, como sabemos es muy delicada, por lo que hay que hidratarla, el exceso de sudoración trae como consecuencias la irritación de las zonas más sensibles, hay que controlar por tanto la cantidad de sudor.
Los especialistas a través de este artículo publicado en El Mundo, aconsejan también que si los padres detectan que se ha reducido la micción, acudan al especialista para descartar cualquier problema, ya que el aumento de tomas forzosamente incrementa la orina. En definitiva, siguiendo los consejos citados sobre la hidratación y los cuidados, los bebés podrán pasar un verano más confortable.
Foto | Smoorenburg
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Hidratación de los bebés en verano