Nota: Este es un texto que escribí hace ya casi un año, pero en aquel entonces no tenía este blog para publicarlo. Por eso no os extrañéis si digo que Arnold Schwarzenegger es gobernador de California (ya sé que ya no lo es), o si encontráis algún otro anacronismo.
Todos hemos oído expresiones como “tener hielo en las venas” o “tener la sangre helada”. Hoy yo la he oído en sentido literal. Lógicamente, se trataba de un personaje de ciencia ficción (si alguien esperaba oír una noticia sobre alguien real con la sangre congelada, siento desilusionarle). El personaje al que me estoy refiriendo es Freeze, uno de los supervillanos de Batman. Quizá a muchos de vosotros no os suene (he de admitir que yo no soy un gran conocedor del universo de ficción del hombre murciélago), pero os diré que fue un villano que apareció en la película “Batman y Robin” (1997), donde fue interpretado por, nada más y nada menos, que el actual gobernador de California Arnold Schwarzenegger. Pero no es de la película del Gobernator de la que quiero hablar, sino de una serie animada de Batman que emiten actualmente en el canal de TV Clan, “The Batman”.
Hoy por la tarde, me senté un rato a ver la TV. Comencé a “zapear” y, cuando llegué al canal Clan, decidí entretenerme un momento con las aventuras de este justiciero nocturno de Gotham City. En el capitulo en cuestión aparecía ese tal Freeze, un hombre helado que tenía el poder de congelar las coas a capricho (algo muy similar a los poderes del personaje de Marvel , El Hombre de Hielo). El señor Freeze explicaba el origen de sus poderes contando cómo se quedó atrapado en una cámara criogénica y se le congeló la sangre de las venas. Y ahora es cuando empezamos a entrar en materia. ¿Qué ocurriría si se le congelara la sangre a alguien?
La sangre es una suspensión coloidal, esto es, una mezcla de dos fases: una sólida y otra líquida, y con predominio de la segunda sobre la primera (si fuera al revés, sería un gel). La fase sólida está formada por los glóbulos rojos, los glóbulos blancos y las plaquetas, y la fase líquida por el plasma sanguíneo, del cual, el 90% es agua. Por tanto, el problema de la congelación de la sangre se reduce al problema de la congelación del agua. Pues bien, creo que es por todos conocido, que cuando el agua se congela aumenta de volumen. Esto se debe a que la densidad del hielo es menor que la del agua (es decir, para una misma masa, ocupa más volumen el hielo que el agua). El motivo de esta diferencia de densidad es que, mientras en el agua líquida las moléculas tienen una gran libertad de movimiento y un cierto caos estructural (aunque mucho menor que el vapor de agua), el hielo tiene una estructura cristalina, en la que los átomos se sitúan ordenadamente, quedando huecos entre ellos (mucho mayores que en la mayoría de los compuestos que, al solidificarse, suelen aumentar su densidad).
Hemos llegado entonces a la conclusión de que si la sangre se congela, tiene que aumentar de volumen. Este aumento de volumen provocaría (sobre todo en los pequeños capilares) la ruptura de los vasos sanguíneos. Teniendo en cuenta que estos están por todo el cuerpo…¡Pobre Sr. Freeze! Morirse desangrado sería su menor problema (si es que ésta última frase puede tener algún sentido), ya que casi todo su cuerpo se haría trizas por dentro.