Revista Cultura y Ocio

High Energy – Evelyn Thomas

Publicado el 23 febrero 2015 por Srhelvetica

Evelyn Thomas ¿le suena a alguien? Probablemente sólo a aquellos que andan ya  por los 50, o a aquellos que, aún siendo más jóvenes, les ha dado por buscar el nirvana en las cubetas de la denostada sección de la música disco. A día de hoy, esto sigue siendo así, y me fastidia enormemente: si eres el tipo que reivindica las primeras maquetas de una oscurísima agrupación punk de los primeros ochenta, por muy infumable que esta sea, y muy por encima del incontestable hecho de que cuando la grabaron no tenían ni p*** idea de cómo coger los instrumentos, molas mucho. Pero si lo tuyo es reivindicar los hits que sonaban hasta en las discotecas más horteras por aquellos mismos años, y hacían enloquecer a la gente que se apiñaba bajo las bolas de espejos, entonces eres un apestoso. Ya se sabe, disco sucks. La música disco no tiene alma. La música disco es para los maricas.

Bueno, esto último, un poco sí que es verdad: el bombazo internacional (siete millones de ejemplares vendidos) de “High Energy” sólo puede explicarse a partir de la enorme popularidad  que tuvo el tema entre la comunidad homosexual que había convertido clubs como The Saint en su reducto de libertad. Las cosas no eran entonces ni como en los días de bronca en Stonewall, ni como ahora, sino en un punto intermedio en el que la lucha por los derechos civiles comenzaba a sentirse, pero la idea de visibilidad era aún un imposible. Y en estas que irrumpe en las pistas de baile ese ritmo machacón (para un servidor, uno de los mejores que se escucharon en toda la década de los ochenta), obsesivo y extraterrestre, la expresión perfecta de ese sentimiento comunitario de  liberación y deseo que -por entonces las cuatro letras de S.I.D.A. aún no significaban apenas nada- estaba a punto de volar por los aires con la llegada del tsunami invisible.

Lo cierto es que, aunque contado de esta manera parece que surgiera de la nada, en absoluto es así: Evelyn Thomas, nacida en Chicago en 1953, cantante de gospel en una iglesia local y con una sólida trayectoria musical desde los años 70, recibió la oferta del productor Ian Levine (un tipo especializado en encontrar nuevas voces en el panorama soul) para interpretar el tema, después de algunos intentos fallidos de arañar los charts. Ni “Weak” (primer single de Evelyn), ni “Doomsday” habían funcionado en los EEUU como Levine esperaba, y Evelyn Thomas parecía ya resignada a obtener todos los réditos posibles en actaciones en vivo en los clubes británicos, donde aquellos primeros temas habían cosechado mayor éxito. Sin embargo, la paciencia mostrada por ambos durante esa larga travesía en el desierto finalmente tuvo sus frutos: convencido como estaba de que la voz de Thomas tenía exactamente la garra que “High Energy” requería, Levine vuelve a confiar en ella para el tema, y no se equivoca. El trallazo se posicionó inmediatamente en los primeros puestos de las listas europeas, se vendieron 7 millones de copias en todo el mundo,y otorgó a la cantante un lugar en la historia de la música de baile. La norteamericana aún trataría de estirar el máximo el filón de aquel éxito interplanetario, pero ni “Masquerade”  ni “Heartless” (incluidas en el mismo álbum), ni la posterior “Standing at the Crossroads” (esta ya en clave de italo-disco)  lograron el alcance de aquella primera diana.

El título del tema no es casual, y de hecho aquel misil teledirigido tenía un objetivo bien marcado: el hi-nrg era justamente el nombre del estilo que incendiaba las pistas de baile del momento. Hijo bastardo de la música disco de los 70 y el pop sintético que empezaba a estar en boga, su evolución pasaba por acelerar el tempo hasta niveles frenéticos, y dejar que las escasas líneas vocales se apoyaran en melodías tan adhesivas como ácidas, que prevalecían sobre las hasta entonces dominantes líneas de bajo (no es difícil deducir que el género acabara siendo fundamental en la aparición de la música house tal y como la conocimos en los primeros noventa). La leyenda cuenta que fue Donna Summer quien dio nombre al género con un comentario casual a propósito de la gigantesca “I Feel Love” que había grabado con Moroder: “esta canción se ha convertido en un hit porque tiene una vibración high-energy”. La prensa musical no tardó en acuñar el término para referirse a aquella música disco que descendía del funk pero se contaminaba con los energéticos patrones rítmicos de Moroder, Cerrone o Patrick Cowley:  ritmos cortados, casi abruptos; voces histéricas, delirio colectivo a 130 BPM. La música quedaba desprovista de los matices humanos, y al igual que los cuerpos sudorosos que se apretaban drogados en la pista, aspiraba a una cierta clase de ideal: aquellas secuencias impolutas, ejecutadas de forma mecánica para el disfrute hedonista, eran lo más parecido que había a la obsesión por el físico perfecto que empezaba a imponerse entre los semidesnudos danzantes. Como rezaba una regla no escrita entre los asistentes a aquellas sesiones: “No Pecs, no Sex”. El ritual de seducción de aquellos ritmos exigentes era lo quedaba pleno sentido a las horas de gimnasio. Y “High Energy“, la sublimación de una fórmula que a partir de aquel momento se demostraría imbatible: la vinculación de la música de baile con la (más que evidente) pulsión sexual.

 

Publicado en: Greatest HitsEtiquetado: 1984, Disco, Evelyn Thomas, Hi-nrgEnlace permanenteDeja un comentario

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