Revista En Femenino

Hija mía...

Por Tenemostetas
(en el Día de las Madres)
Hija mía...Gracias de nuevo, hija mía, por abrir mis carnes que es lo mismo que abrir mi mente y dejarme nacer de nuevo, a la vez que tú, recorriendo con tu infancia la mía propia y la de mis ancestros, y la de toda la sociedad, permitiéndome asombrarme y comprenderla.
Gracias de nuevo, hija mía, por tu sabiduría infinita, por hacer las preguntas correctas: "Mami, ¿los adultos también se equivocan, verdad?". Claro que sí, niña mía, los adultos también nos equivocamos y mucho. Yo la primera, como tú bien sabes. "¿Y entonces por qué los niños tenemos que hacer lo que quieren los adultos, mami?"
Gracias de nuevo, hija mía, por poner el dedo en la llaga, por -con tus pequeños gigantes 3 años- darte cuenta de dónde radica el problema social: "Mami, ¿y por qué hay que trabajar? ¿cuándo se va a acabar el trabajo?"
Gracias de nuevo, hija mía, por cuestionarte desde ya la autoridad, el sistema social, que para ti de momento es el sistema escolar: "Mami, ¿y por qué tenemos que hacer tantas fichas? ¿para qué la maestra quiere esas fichas? Fichas, y fichas y más fichas." A mami se le encoge el corazón e intenta como puede defender con algo de dignidad lo inevitable: para aprender, mi amor, para aprender mucho. "Mami, pero yo para aprender no necesito hacer tantas fichas!!! Yo quiero hacer algo más divertido: cantar, jugar, inventar cuentos...". Ay, hija mía, cuánta razón tienes...
Gracias de nuevo, hija mía, por hacerme comprender que es imposible criarte como un ser humano libre, si no me libero yo primero. Que mis ataduras al trabajo, al sistema social, son inevitablemente transmitidas a ti desde bien temprano.
Gracias de nuevo, hija mía, por regalarnos cada día risas fuertes, canciones, frases mágicas... Por tu calorcito durmiendo a nuestro lado, nuestra cama es más ancha y más alegre desde que tú también estás en ella. Por saltar y correr sin parar, por no tener miedo, por el brillo de tu mirada, por tu fuerza vital, por defender lo que piensas y lo que deseas, por ser tú misma, por amarnos y permitirnos amarte sin condiciones y sin juicios.
Gracias de nuevo, hija mía, por devolvernos a la naturaleza: a los instintos, a los deseos, a la condición mamífera, al juego, al placer, al aire libre... por hacerme recordar, que como dijo el maestro, el ser humano "no se halla completo, ni se revela a sí mismo, ni ve lo invisible, sino en su íntima relación con la naturaleza.”
Gracias por elegirme para ser tu madre. Por inspirarnos a crecer para ser las mejores personas posibles para ti. Por la oportunidad de experimentar hasta dónde puede llegar el amor. Te quiero con toda mi vida.

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