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Hijo, ¿a mi edad puedo ir al gimnasio?

Publicado el 22 septiembre 2011 por Pampero67
En una de las primeras entradas de este blog os hacía notar una gran barrera cultural que existe en España: la mayoría de las mujeres y de las personas mayores no se animan a entrenar con cargas. Aquí se tiene asumido que las chicas deben hacer clases colectivas y los abuelos, ejercicios muy suaves en las residencias. A las chicas ya les dediqué dos entradas, así que esta va para los mayores.
La tercera edad es un público muy agradecido. Son disciplinados, constantes, aplicados y, debido a su vida sedentaria, los resultados llegan enseguida. Los beneficios del entrenamiento personalizado con cargas pueden literalmente cambiar la vida de una persona mayor. Una de las cosas más importantes que pueden conseguir es recuperar la movilidad, para que puedan valerse por ellos mismos.
Ya os conté el caso de Don Andrés, que hace casi 5 años apareció en la puerta del gimnasio arrastrando los pies, ayudándose con un bastón y una muleta. A la semana ya sólo necesitaba el bastón y a la siguiente se lo olvidó en el gym.
Con el entrenamiento los mayores también se vuelven más ágiles, por lo que los riesgos de caída disminuyen. El tono muscular, además, absorbe parte del trabajo que antes hacían las articulaciones, con la consiguiente disminución de dolores y mejora de postura. Y el control del peso y del porcentaje de grasa es crucial para que sus desgastados corazones, rodillas, columnas vertebrales, etc. no sufran más de la cuenta.
La Seguridad Social ahorraría muchísimo dinero si en lugar de tantas pastillas sus médicos recetaran más gimnasio. ¿Y por qué no financiarles la mitad de la cuota? Estoy seguro de que muchos achaques y depresiones pasarían a la historia. ¡Y con mucho menos presupuesto!
Los beneficios de entrenar en el gimnasio cobran en este contexto una nueva dimensión:
- Mantiene el peso bajo control, con el consiguiente alivio para el corazón y las articulaciones.
- Regula la tensión arterial.
- Baja el colesterol malo y aumenta el bueno.
- Mejora la densidad ósea y fortalece las articulaciones.
- Ayuda a prevenir enfermedades tales como la diabetes, alzheimer, infartos de miocardio y cerebro.
- Incrementa el IMM (Índice de Masa Magra o Muscular).
- Reduce el IMG (Índice de Masa Grasa o Lípidos).
- Mejora la postura corporal.
- Mejora el funcionamiento del Sistema Nervioso, Circulatorio, Digestivo, Reproductor, Respiratorio y Endocrino.
- Mejora la flexibilidad articular y la elasticidad muscular, previniendo la rigidez corporal.
- Previene los dolores de la columna vertebral (cervicales y lumbares).
- Mejora el estado de ánimo y ayuda a tener una actitud positiva.
- Produce sensación de bienestar y placer.
- Aumenta la tolerancia al dolor.
- Aumenta la autoestima y la confianza.
- Disminuye las tensiones y el stress.
- Disminuye la ansiedad.
- Disminuye la depresión.
- Permite una mejor calidad del sueño.
- Aumenta rendimiento intelectual (mejora procesos cognitivos).
- Mejora la vida sexual y emocional.
- Fortalece el espíritu.
- Libera endorfinas, una hormona que se segrega también durante los orgasmos, que produce una sensación de bienestar y elimina el dolor.
- Aumenta la producción de serotonina, que influye en el estado de ánimo, la relajación y en la inhibición del enfado y la agresión. También regula el apetito, nos ayuda a dormir mejor y evita la depresión.
Cuando abrí el SOHO, estaba muy ilusionado con este público por lo que, considerando sus bajos ingresos, puse una tarifa reducida para mayores de 60 años. Como no hay bibliografía en español, compré 2 libros americanos sobre entrenamientos específicos para la tercera edad. Pero sólo Don Andrés (82 años), Don Antonio (79), Chema (68) y Elena (64), tuvieron una continuidad destacable. Muchos abuelos del centro de mayores de enfrente, que fueron testigos del “milagro” de Andrés (alias Lázaro, porque volvió a caminar), preguntaron varias veces, pero nunca se animaron.
Aquí me veis, a primera hora de la mañana, con el Frente Juventudes, como le llama Andrés. De izquierda a derecha: Antonio, yo, Elena, Andrés y Chema.
Hijo, ¿a mi edad puedo ir al gimnasio?
El Director de la Escuela Nacional de Entrenadores de la Federación Española de Halterofilia, Don Ramón Lacaba Velasco, opina: “Hombres y mujeres de más de 80 años, que antes ni siquiera salían de sus viviendas si no era para ir al médico, gracias al trabajo con cargas se han convertido en personas útiles, pues pueden vestirse, desplazarse, etc. ¿Pero qué es lo más importante que han ganado con el entrenamiento? ¿Más fuerza? ¿Más velocidad? ¿Más resistencia? Han ganado autoestima y, por lo tanto, calidad de vida.
Podríamos estar hablando días sobre los beneficios del entrenamiento con cargas para la tercera edad. Preguntad cómo lo valoran a los especialistas que estudian las curas para la artrosis, por ejemplo, o de otras enfermedades degenerativas.”
Durante un experimento sobre los beneficios del gimnasio para la tercera edad, la Universidad Europea de Madrid llevó a entrenar a 20 ancianos de entre 90 y 97 años, 3 veces por semana, 45 / 50 minutos con máquinas, de 5 a 15 minutos de bicicleta estática y 5 o 7 minutos de estiramiento. Luego, compararon los resultados con un grupo igual de control que no hacía ejercicio.
Rosa Montero, la autora del artículo sobre ese experimento publicado en El País, cuenta: “Fue un éxito. Consiguieron aumentar notablemente la fuerza de las piernas y disminuir la incidencia de caídas, que a esa edad son a menudo mortales. Y, sobre todo, consiguieron calidad de vida. Y todo esto sin que los abuelos se les lesionaran ni se les rompieran. Alguno tuvo agujetas. Y quién no. Pero todos estaban encantados.
Tan encantados, en fin, que tuvieron que cerrar el gimnasio con llave por las tardes, porque los del grupo de control, mosqueados porque ellos no disfrutaban de la diversión y de la mejoría, se colaban en el local para hacer ejercicio clandestinamente”. Aquí está el artículo completo: http://www.elpais.com/articulo/portada/mejor/manera/morir/sanisimo/elpepusoceps/20110612elpepspor_15/Tes
Otro experimento interesante fue publicado por la prestigiosa revista científica The Lancet: un seguimiento a 400.000 taiwaneses que practicaban nada, poco y mucho ejercicio diario, desde 1996 a 2004. La conclusión fue que sólo haciendo 15 minutos diarios de ejercicio, la mortalidad es un 14% inferior con respecto a los sedentarios, o sea que la expectativa de vida se alarga en 3 años.
Además, el trabajo permitió calcular la ventaja del ejercicio para patologías que habitualmente no se asocian con el sedentarismo, como el cáncer. Con esa cantidad mínima de ejercicio la tasa era ya un 10% inferior a la de los sedentarios. Y por cada 15 minutos de actividad física que se añaden, se aumenta la diferencia en mortalidad en otro 4%, y en la incidencia de cáncer en un 1%: http://www.elpais.com/articulo/sociedad/minutos/diarios/ejercicio/aportan/anos/vida/elpepisoc/20110816elpepisoc_6/Tes
Así que abuelos, ya sabéis: ¡A machacarse!
http://www.sohofitnessclub.com/
Fuente:
http://www.elpais.com

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