Ahora mismo, algun@s pensaréis, a mí si me funciona esa frase con mi hijo para que deje de hacer algo malo o haga algo que necesitamos que haga. Vale, hasta ahí estoy de acuerdo con vosotros. Incluso puede que os funcione más de una vez, cuando se acerca la Navidad o estáis en plena época como ahora.
Pero esa frase no es una frase educativa. "Madre mía, ha dicho la palabrota educativa". A ver me explico. Una técnica educativa, es aquella que utilizamos para modificar una conducta errónea o incluir una conducta favorable en nuestro hijo, pero no de manera puntual, es decir, que no lo haga más hoy, sino que no lo haga más nunca, o en cambio si es una conducta favorable, que la repita cada vez que sea la ocasión concreta.
Pongamos un ejemplo. Mi hijo pintorrea contínuamente las paredes, y cuando le digo que los Reyes van a traerle carbón, sí funciona, para de hacerlo. Pero vuelve a hacerlo, no en ese momento, pero sí quizás por la tarde, otro día o en unas semanas. Y os preguntaréis ¿por qué vuelve a hacerlo?
Ese es el quid de la cuestión. El niño solo cambia actitudes de manera definitiva cuando la consecuencia o el premio a su modificación es inmediato, constante y se le dan alternativas si son erróneas.
Yo no puedo prometerle a mi hijo que si recoge la ropa sucia del baño, la semana que viene irá al cine, porque entonces la recogerá solo ese día, al día siguiente se le habrá olvidado que esa conducta positiva tenía un premio porque no los relacionará por mucho que le expliquemos, ya que primero aún no lo ha recibido, segundo para él no hay relación directa aunque se lo hayamos explicado y tercero no hemos sido constantes.
Ahora viene una parte incómoda, la teoría de todo esto. Un señor llamado Thorndike creó dentro de la Teoría Conductual, "El condicionamiento operante".
CONDICIONAMIENTO OPERANTE
No soy persona de disertaciones, me gusta explicar las cosas tal y como me gustaría que me la explicaran a mí, por eso creo que no será difícil entenderla.
Según el Condicionamiento Operante, cuando un comportamiento correcto es seguido de una consecuencia favorable, ese comportamiento se fortalece y aumentan las probabilidades de que se repita en el futuro. Por tanto, aquello que es reforzado o premiado, se aprende.
También nos habla de que un comportamiento no correcto, también se puede condicionar con los castigos, que son consecuencias que hacen que baje la probabilidad de que aparezca dicho comportamiento. Ya sea porque se le quite algún evento u objeto que le sea placentero, o porque aparezca un evento displacentero para él.
Tanto el refuerzo como el castigo tienen que cumplir tres reglas básicas:
- La conducta y el castigo o refuerzo, deben transcurrir en el intervalo más corto posible de tiempo entre ellos para que sean realmente relacionados, y por tanto efectivos.
- Tienen que ser constantes, es decir, no nos servirán si las conductas se repiten y no le aplicamos ni el refuerzo ni el castigo, según sea el caso, ya que ésto es un aprendizaje y lleva su tiempo.
- Si la conducta es errónea, debemos darle alternativas correctas, ya que no solo vale con que éstas desaparezcan, les tenemos que enseñar cuál es realmente la conducta correcta.