Revista Opinión

Hijoputismo 2.0

Publicado el 04 junio 2014 por Javier De Lara @FValentis
vida 2.0 redes sociales hijoputismoEsto de la vida 2.0 es una estafa. Hace ya un par de meses que me enteré que tenía una y, aunque en un principio me hizo mucha ilusión, como cuando encuentras en el bolsillo de los pantalones un billete de veinte euros que no sabías que tenías, creo que no es para tanto. Eso sí, nada más darme cuenta, corrí para mirarme al espejo y ver si había cambiado algo o si estaba más alto o más guapo. Tras examinarme concienzudamente llegué a la conclusión de que aparentemente seguía siendo el mismo, pero claro, ¿y si el cambio era algo más espiritual?
De hecho, ¿en qué consiste eso de la vida 2.0? ¿Cómo saber si tienes una? Son preguntas más complicadas de lo que parece. No, no basta con tener Feisbú ni guassá ni nada de eso, sino en la manera en la que los utilizas: consiguiendo con su uso crear una vida diferente a la que ya tienes. Puedes mezclar realidad con redes, pero en el fondo serán cosas independientes. Uno puede vivir según código moral o ético similar en ambas, pero las consecuencias de sus actos serán distintas. Voy a poner un ejemplo gráfico para ver si me explico: un tipo 2.0 puede acercarse a tu cuenta de Twitter, paseando y silbando (virtualmente) y decirte "facha de mierda, ojalá te mueras" y saber que ha actuado correctamente y que no tendrá más consecuencias que una probable contestación por tu parte. De hecho, es lo que desea, que le contestes para insultarte un poco más y enzarzarse en una diatriba contigo. En la vida 1.0 lo normal sería que te dijera "Buenos días tenga usted" mientras que interiormente te estuviera diciendo lo anterior. Es la misma persona y los mismos pensamientos, pero la interacción ha cambiado. De hecho, si la diplomacia internacional se comunicara por Twitter, habríamos muerto todos hace ya mucho tiempo.
"¡Pero esto es estupendo!" pensaréis algunos. Libertad de expresión y tal. Libertad para decir o hacer lo que quieras. Libertad real de pensamiento y de hecho. Pero es que a mí, eso de la libertad siempre me ha parecido una cosa muy sobrevalorada; y más en manos de la cantidad de imbéciles que te encuentras por ahí. La gente no sabe ser libre a medias, ¿cómo va a saber serlo completamente?
Pero bueno, digamos que simplemente no teniendo cuenta de Twitter evitáramos este pequeño inconveniente, o al menos lo minimizáramos. Lo primero es que una vida 2.0 sin Twitter, hoy por hoy, no tiene mucho sentido, ya que es la verdadera herramienta social en la que puedes entrar en un entorno libre e interactuar tanto con conocidos como extraños, sin que puedas controlar quién y cómo se dirigen a ti. Es una calle, donde cada uno va gritando sus cosas y espera que alguien se haga eco de ellas.
Facebook, sin embargo, o Instagram o Pin up entre otras, son más escaparates donde tú decides qué mostrar, a quién y cómo. Son políticamente correctas y si en algún momento no lo son, la situación se suele reconducir rápidamente. Son complementos que forman parte de una existencia 2.0, pero considero que menos esenciales que Twitter.
vida 2.0 redes sociales hijoputismoTambién tienen su punto, aún así. Sueles ser un tipo chachi en Facebook. Además, sales mucho más guapo que en tu foto de carnet. Cuando te pidieran el DNI, deberías poder enseñar tu Muro. Aunque aquí la gente controla las incontinencias verbales, no controla la verborrea amorosa-amistosa lo más mínimo. Lo peor suele ser tener que soportar todo lo que dice la gente que se quiere y a cuánta gente distinta quiere. Además, se suelen contradecir o caer en incongruencias sin pudor alguno. Creo que aquí hace falta otro ejemplo para hacerme entender.
Un día, estás tan tranquilo en tu casa, cuando te llega la notificación de que Pepita Pérez ha comentado algo. Lo lees y ves que ha puesto una foto con Lolita Álvarez, con el texto: "a mi princesa eterna, a mi mejor amiga y compañera; yo sin ti soy como una aeronave espacial a la deriva hacia un sol que no existirá jamás; siempre juntas".  Si estuvieras en Twitter, pondrías, "Mira que sois cursis, pedorras", pero como estás en la red de la piruleta, pinchas en "Me gusta". Al día siguiente, llega otra notificación de Pepita. Piensas que debe querer mucho a Lolita, pero te equivocas. Esta vez la foto es con Fulanita y el texto es: "El espacio no es suficientemente grande para que no pudiera encontrarte en caso de que decidieras marcharte. Gracias por ser mi sonrisa en los días tristes, tormentosos y sin Sálvame. Te quiero, hermana mía. Eres mi mejor complemento, mi compañera a la eternidad del universo de la amistad. Cómo te adoro". Aunque dudas que se pueda tener realmente dos mejores amigas de la muerte mortal y entiendes que la chica tiene una ligera obsesión con los temas estelares, sigues dándole a "Me gusta", más que nada por el qué dirán. Finalmente, dos días después, Pepita manda dos fotos con cinco amigos/as distintos en cada una y esta vez incorpora parte de la letra de una canción o incluso un enlace al videoclip en Youtube; el texto con el que acompaña todo esto es bastante fácil de imaginar: "Cuando más vacío me parecía el universo, llegasteis a rescatarme a mi planeta de soledad y lo llenasteis con el sol de vuestra alegría. Sabéis que no soy propensa a expresar mis sentimientos, pero sois los más grandes, os lo mereceis TODO". ¿Cómo que no eres propensa a expresar tus sentimientos, pedazo de loca? No serás propensa a la estabilidad emocional, en todo caso, pero que que no dejas pasar la ocasión de largar tus estados de exaltación amistosa no hay duda ninguna.
Está bien que tengáis un poco de amor que repartir. Está bien que no temáis mostrar vuestros sentimientos ocasionalmente, pero la moderación es una virtud en estos casos si queréis que la gente se tome en serio lo que estáis diciendo, en serio.
Finalmente y como un añadido relativamente moderno, tenemos el Whatsapp, que, en cambio, se parece bastante más a la versión 1.0. Los chats son como tomar cafés con amigos o la familia o como la típica llamada telefónica que antes realizabas para quedar. Además se produce un fenómeno bastante habitual en nuestras relaciones: existen grupos generales que incluyen a todos tus amigos y después diversos grupos satélites utilizados principalmente para criticar a integrantes del chat comunitario. Existen, de hecho, ocasiones, en que dentro de estos clubs privados de cotilleo y despelleje hay varios niveles para criticarse entre sí. Yo que soy especialmente torpe con estas cosas, prefiero no meterme, porque metería mensajes en los chats equivocado y todo podría venirse abajo. Como veis, es todo mucho más civilizado: la gente se odia y se critica brutalmente, pero de manera más discreta e íntima, como debe ser.
Así que, repasando todo lo que he ido aprendiendo, he descubierto que esto de la vida 2.0 viene a ser un reflejo algo distorsionado y grotesco de tu primer nivel de existencia, capaz de exagerar tus defectos y virtudes ante una audiencia mucho mayor.
Y vosotros ¿qué? ¿Tenéis una vida 2.0?
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