El anuncio de que el cineasta Alejandro Amenábar estrenará en octubre próximo Ágora, una superproducción sobre Hipatia de Alejandría, ha estimulado la publicación en los últimos meses de algunos libros, tanto novelas como estudios históricos, sobre este personaje del que tan poco se sabe.
A esta última disciplina pertenece la obra Hipatia (La esfera de los libros), de la profesora de la Universidad de Málaga Clelia Martínez Maza.Se trata de un estudio muy completo y riguroso de la filósofa alejandrina, una de las mujeres más destacadas de la Antigüedad, quien, además de llegar a ser la directora de la Biblioteca de Alejandría, fue docta en matemáticas, filosofía y astronomía.
La intransigencia y la violencia de la Iglesia cristiana de la época acabaron, en dos episodios terribles, tanto con la biblioteca como con Hipatia, que fue asesinada de forma brutal.
Martínez Maza hace un magnífico retrato de la que fue una de las ciudades más importantes del Imperio en los siglos IV y V, tanto desde el punto de vista político, como religioso y filosófico.
Destaca la autora que Hipatia, aunque se adscribe al mundo pagano, cuya influencia tocaba a su fin, nunca halló satisfacción en el politeísmo tradicional y para ella “los rituales del paganismo no son más que bellos adornos de la tradición cultural griega de la que se siente fiel transmisora”.
El terrible crimen de Hipatia (año 415) fue instigado por el patriarca de Alejandría, Cirilo (elevado después a los altares por su defensa de la fe), sobre todo porque en el pulso que libraban el poder religioso emergente de la Iglesia Católica y el poder político, que representaba el prefecto Orestes, la filósofa inclinaba la balanza hacia este último gracias a su gran prestigio e influencia, no solo entre la sociedad pagana, las clases dirigentes y el mundo intelectual, sino también entre los cristianos moderados, muchos de los cuales asistían a sus clases magistrales y no compartían la violencia de que hacía gala Cirilo.
En este sentido, la muerte de Hipatia supone la derrota del mundo de la razón, del conocimiento y de la búsqueda de la verdad ante los dogmas, la oscuridad y la superstición que impone la Iglesia Católica.
Sorprende en este estudio que no se mencione la destrucción de la Gran Biblioteca de Alejandría, en el 391, cuando las hordas cristianas espoleadas por el patriarca Teófilo (tío y antecesor de Cirilo en el cargo y también santificado) asaltaron el Serapeo, el templo griego dedicado al dios Serapis. Se incide solo en la importancia que la destrucción del templo y de la estatua del dios -el más importante para los paganos alejandrinos- tuvo desde el punto de vista religioso y social, pero no se menciona la biblioteca, que era la más importante del mundo conocido. Y tampoco se alude al papel de Hipatia como su directora.
A rebufo del anunciado film de Amenábar, se han publicado en las últimas semanas al menos dos novelas. “El jardín de Hipatia”, de Olalla García, e “Hypatia y la eternidad”, de Ramón Galí.
En mi novela El evangelio de Barrabás (Algaida,2007) abordé la compleja personalidad de Hipatia, a la que atribuí un papel central en la recuperación de unos manuscritos vitales para conocer la verdadera historia de Jesús de Nazaret y sus relaciones con el movimiento zelote y con su líder, Barrabás. En ella novelé la influencia que ejercía la filósofa en Alejandría y cómo, para evitar que esos manuscritos vieran la luz, fue asesinada por Pedro el Lector por mandato del patriarca Cirilo. Naturalmente, es una novela.