La hipocondría es el miedo o la excesiva preocupación a padecer enfermedades graves. El paciente se convence de que padece dicha enfermedad a través de la interpretación personal de alguna sensación corporal u otro signo que aparezca en el cuerpo.
Los componentes fundamentales de la hipocondría se pueden dividir en tres respuestas fundamentales:
1. Cognitivos:
- Preocupación por el propio cuerpo y por padecer diferentes enfermedades.
- Especulaciones sobre síntomas, salud y enfermedad y sus consecuencias.
- Observación excesiva del cuerpo y tendencia a ver cambios como señal de enfermedad.
- Más atención a las posibles consecuencias negativas, desoyendo los aspectos más saludables de uno mismo y de la vida.
2. Emocionales:
- Ansiedad y estrés.
- Temores sin correspondencia con el peligro real.
- Cambios en el estado de ánimo.
3. Conductuales:
- Hablar a conocidos y extraños de las varias dolencias y síntomas.
- Búsqueda de información en diferentes fuentes (enciclopedias, otros enfermos, familiares, etc).
- Observaciones repetidas y manipulación de diferentes partes del cuerpo para comprobaciones.
- Aumento de las visitas a médicos y especialistas, y deterioro de las relaciones con éstos.
- Disminución de otras actividades sobretodo las de buena salud y aquellas que implican responsabilidad social o laboral.
Con cada nuevo síntoma, el enfermo imaginario, acudirá a su médico para que su diagnóstico sea confirmado. Al escuchar por voz de un profesional que no le ocurre nada, el paciente verá reducida su angustia y ansiedad. De esta forma, el paciente aprende que yendo al médico se reduce su ansiedad, y acudirá cada vez que la situación vuelva a repetirse, generando un nuevo problema. A pesar de no tener ninguna enfermedad real, la mente del paciente le impedirá gozar de su buena salud.
Es por ello, que este problema debe ser tratado por especialistas. Generalmente, la hipocondría es un trastorno crónico o prolongado, a menos que se traten los factores psicológicos o los trastornos de ansiedad y del estado de ánimo.
No debemos olvidar que las personas hipocondriacas sufren angustia real, por lo que sus síntomas no se deben negar ni poner en tela de juicio. Encontrar un profesional en salud mental con experiencia en el tratamiento de este trastorno con psicoterapia es la mejor opción para tratar de mejorar este problema.