Revista Cocina
La isla de Formentera parece haberse puesto de moda otra vez después de haber sido el paraíso en los 70 de los hippies. Hoy vuelve a ser destino vacacional para mucha gente. En parte posiblemente porque algunos de aquellos melenudos hoy sin tanta cabellera con menos curiosidad por la vida y sin pantalones de campana hayan “reconquistado” esta isla y en parte por las nuevas generaciones que no vivieron aquella época pero les toca vivir la suya.
La verdad es que es una isla tranquila que conserva su autenticidad y es ideal para una escapada de relax de vez en cuando.
Pero en Formentera hay algo más: viñas. Pocas pero las hay. Una de las bodegas que hay en la isla es Cap de Barbaria. Es posible que hayáis oído algo sobre sus vinos, pero si no habéis estado en la Isla, es difícil que hayáis probado su premsal blanc, nombre por el que se conoce allí al Xarel.lo.
Un blanco que no suele verse fuera de la Isla ya que no se vende fuera. Su nombre hace honor a aquellos predicadores de la paz y el amor libre a los que hacíamos referencia al principio. De hecho, así lo demuestra el hecho de que cada año agotan su producción.
Es un vino fresco, equilibrado, quizá algo subido de acidez y fácil de beber. Más indicado para comidas ligeras o aperitivos que refresquen los veranos baleares o, si alguien que conoces te trae una botella, los de donde estés.
Curioso por ser de Formentera, aunque Cap de Barbaria es una bodega mucho más conocida por sus vinos tintos: Ophiusa y Cap De Barbaria, que suelen situarse entre los mejores vinos nacionales y de los que os hablaremos más adelante. De momento, si cruzáis algo del charco, tomad una copa a nuestra salud!