El concordato fue inaugurado con gran pompa en la catedral de Notre-Dame. El Senado, el cuerpo legislativo, el tribunato y los principales funcionarios estuvieron presentes en esta nueva ceremonia. El primer cónsul se reparó allí en los carruajes del viejo tribunal, con la etiqueta y los asistentes de la vieja monarquía; salvas de artillería anunciaron este retorno de privilegios, y este ensayo en la realeza. Caprara, el cardenal legado, realizó una misa pontificia, y las personas fueron dirigidas por proclamación en un idioma al que no habían estado acostumbradas durante mucho tiempo. "La razón y el ejemplo de las edades", decía la proclamación, "nos ordenan recurrir al soberano pontífice para unificar la opinión y la reconciliación de corazones. El jefe de la iglesia ha pesado en su sabiduría y por el interés de la iglesia. ,LEER MÁS »
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