Un anillo de boda, usado como símbolo en su celebración, representa el compromiso entre las personas contrayentes.
La costumbre establece que la pareja debe entregarse mutuamente anillos como símbolo de alianza matrimonial, colocándoselos en la ceremonia nupcial. El anillo matrimonial se coloca en el dedo anular, aunque las distintas tradiciones establecen su uso en una u otra mano
Se trata realmente de una costumbre que no es esencial en la celebración del matrimonio: su ausencia no invalida el consentimiento dado en la ceremonia y, por lo tanto, el matrimonio celebrado sin el intercambio de los anillos sería perfectamente válido.
Pero ... ¿sabéis cuál es el origen de esta tradición?
Existen diversas teorías sobre el origen de los anillos de boda, y en cualquier caso debemos remontarnos a muchos siglos atrás.
Constan registros que muestran que el uso del anillo de boda se empleaba ya en el antiguo Egipto, sobre el año 2.700 a.C. Según la tradición, la argolla entregada servía para proteger a la novia de los malos espíritus. Su forma circular simbolizaba la eternidad (por carecer de principio y final). Los esposos egipcios renovaban cada año su promesa de amor e igualmente ocurría con los anillos.
También los matrimonios hebreos, sobre el año 1.500 a.C., se intercambiaban anillos de boda, aunque los colocaban en el dedo índice. Algo parecido ocurría en esa época en India, donde el dedo pulgar era el escogido para colocar el anillo.
En el siglo III a.C., los griegos comenzaron a utilizar los anillos en el dedo anular, debido a que pensaban que por allí pasaba la vena que va al corazón, con lo cual estaba en contacto directo con los sentimientos. También son aportación griega las inscripciones interiores en los anillos, reflejando las iniciales o los nombres y la fecha del enlace como refuerzo de la unión.
Es en la época romana cuando probablemente se generaliza más su uso. En la mayoría de casos se utilizaba como material base el hierro, simbolizando la fortaleza de Saturno. Cuando se cristianiza Roma y su Imperio se retoma el ritual, pero adaptado al método Trinitario, según el cual el anillo se colocaba sucesivamente en el dedo pulgar ("En el nombre del Padre"), índice ("del Hijo"), corazón ("y del Espíritu Santo") para acabar en el anular ("Amén").
El uso de los anillos era popular también entre los nobles romanos, no sólo como ornamento, sino también como sello, para lacrar cartas entre otros usos. Por ser un objeto que tenían siempre a mano, solía utilizarse como intercambio en la celebración de contratos, de allí que comenzara a utilizarse como prenda que sellaba el compromiso de matrimonio. Este anillo se utilizaba también para sellar las arcas, los cajones y los utensilios que se conservaban en las despensas junto con los alimentos, para evitar la pérdida y sustracción por parte de los esclavos.
La utilización del oro para fabricar los anillos de boda fue implantada por la Iglesia Católica, que quería realzar la importancia de la celebración.
En la Edad Media, cuando un hombre deseaba casarse con una mujer, debía ofrecer una dote a su familia. Si el novio obsequiaba un anillo de diamante y la novia lo usaba, significaba que se casarían antes de un año.
Hoy en día, la pareja intercambia anillos durante la ceremonia de la boda, aunque el material y formato del anillo no está sujeto a reglas. Tanto pueden ser de oro como de acero, platino o rodio.
¿Conocíais el origen de esta tradición?