Has nacido primero, eres el rey o la reina de la casa, la que dirige los horarios de comida, de sueño y de baño. Tu mayor trauma es que has sido despojado del orinal rosa y los pañales; y has sido arrojado a un taza fría, blanca, demasiado alta y grande como para sentirte seguro. Piensas que eso es lo peor que te va pasar.
Un día, de buenas a primeras, resulta que vas a tener un hermano. Has escuchado historias en el recreo sobre los hermanos pequeños, incluso alguno de tus amigos son hermanos pequeños, pero tú no sabes muy bien a qué te enfrentas. Te dan ideas contradictorias sobre lo que te espera y a ti no te queda más remedio que aguardar al nuevo habitante.
Y de pronto, el nuevo habitante llega. Demasiado pequeño y llorón como para resultarte entretenido y útil. Lo miras con cierto recelo y piensas ¿Y para esto tanto jaleo? He tenido puzzles que me han hecho mucha ilusión.
La gente viene a visitar al bebé, le traen nuevos regalos y dicen lo adorable que es. Tú antes eras la adorable, a la que le traían regalos pero ya nadie parece echarte cuenta. Ni siquiera tus padres, que siempre están pendientes del bebé. No te gusta y les dices que no lo quieres, que se lo lleven de vuelta a la tienda, que no quieres un hermano pequeño. Pero resulta que tus padres, esos ingratos, están de parte del bebé y se lo quedan. No te queda más remedio que convivir con él y proteger tus juguetes.
El hermano menor va creciendo y tiende a perseguirte por la casa para que juegues con él, de pronto la cosa llorona que solía estar en la cuna, ahora pasea por la casa y quiere usar tus juguetes. Es como pedirte que te corten un pie. Al principio le negarás el derecho a usar tus cosas, pero tus padres te obligarán a compartir tus cosas.
Aprovechas cada oportunidad para vengarte: comerte las chucherías sin avisar, dejarlo atado a una ventana, negarle consuelo cuando tenga miedo, no dejarle cambiar de canal, asustarlo con historias del coco...cualquier cosa que le fastidie. Pero el tiempo sigue pasando y empieza a parecer una persona. Ahora te pide consejo, que le ayudes con los deberes o peor aún, empieza a cogerte "prestada" la ropa y con el paso de los años, descubres que hay ciertas cosas que un hermano pequeño espera de un hermano mayor:
- Un hermano mayor siempre debe tener dinero para prestarle en caso de ausencia de liquidez parental.
- El armario del hermano mayor es el armario supletorio del hermano menor. Un hermano pequeño siempre tendrá en cuenta las mejores prendas de su hermano mayor para su uso personal, como reconocimiento a su buen gusto.
- Un hermano mayor debe proveer de alimentos ya cocinados si los padres están ausentes. Un hermano pequeño es incapaz de coger una sartén si su hermano está disponible para tal tarea. Es algo genético.
- Los hermanos mayores son seres sabios, llenos de consejos que no se piensan seguir pero a los que se les suelta el rollo para desahogarse.
- Los hermanos mayores tienen la obligación de mediar entre los padres y el hermano pequeño, cuando los primeros hayan hecho uso de su potestad para castigar y éste resulte excesivo a juicio del primogénito. También cuando el hermano pequeño lo merezca pero le de pena.
- Los hermanos mayores siempre son la primera persona a la que despertarán de madrugada cuando se les olvide la llave o se hayan quedado tirados con el coche.
- Y por último, un hermano mayor facilitará horarios y libertades al pequeño. Con eso de "te vuelves con tu hermano" tienen 12 años y se quedan hasta las 3 de la mañana esperando a que se recoja el hermano mayor.
Y esto es lo que significa ser hermanos, muchos años de peleas pero que al final, cuando ambos maduren, se convertirá en la única amistad que durará para siempre.