HISTORIA DEL KUSTOM 6
1964 – 1969
ENTRE EL AMORY LA GUERRA:
LA MUERTE.
Compilado y redactado porJosé L. Parada C.Director FundadorAction Art EuropeEscuela de AerografíaY Bellas Artes.www.actionart.es
Siempre cuando un gran sector de la humanidad se ve envuelta o es envuelta en una circunstancia dramática, sea por una devastación natural, una plaga inclemente o como en el caso de la Norteamérica de los 60´s: La Guerra de Vietnam, es ineludible que en este devastador conflicto que duró 10 años, principalmente afectó más directamente a aquella joven generación de entre 19 a 23 años, que lejos de imaginarse convertirse en asesina o morir de la manera tan salvaje como ocurrió, pensaba más bien en cualquier otra cosa, para su mortal sorpresa fue a la que enviaron a combatir para “acabar con la plaga comunista”.
Este suceso histórico causó una muy profunda herida en la moral americana de la que nunca se repuso, no ganó, no recibió mérito ni premio alguno, ni por el mundo ni por la historia. Dentro de ese dramático suceso fue LA MUERTE, un factor muy crudo, real y brutal con el que dicha sociedad tuvo que convivir diariamente en su desayuno, almuerzo y cena, hasta convertirlo en moda.
El rechazo a la guerra, a las presiones políticas, y a múltiples factores “que no molestaran tanto a los bolsillos de la clase media”, terminaron creando un ambiente pintoresco y contradictorio ante una situación que se odió, pero con la que no quedó más remedio que convivir a diario, y aunque lastimó y humilló a muchísimas personas, terminó convirtiéndose en algo tan cotidiano que llegó incluso a ser “pintoresco”, siendo esta última e inevitable opción una de las pocas alternativas de evitar su continuo golpe emocional y su aceptación cultural. Y desde entonces no lo dejaría de ser jamás.
Más que los símbolos contraculturales harto conocidos en aquella revolución cultural de los hippies, que inundó al arte, al teatro, la música, el cine y a toda una generación que expandió su llamado desesperado a la paz, como una manera bastante homogénea y hasta lógica para conseguirla, sin duda alguna el símbolo de la muerte y su eterna calavera se levantó como el estandarte de la cultura KUSTOM, más que la hippie, la cual se volcó radicalmente hacia la paz, la promiscuidad, la droga y la evasión. El Kustom la adoptó como un reclamo de la delgada línea roja que significa una vida súbita, intensa, volátil e inevitable. La vida no es completamente nuestra, la muerte puede acabarla en un segundo.
La muerte era un resultado, una forma real de abandonar un mundo sin sentido hacía uno infinito y merecido, ya que se pensaba que la sociedad tenía el poder absoluto de decidir el destino de todos, pues la muerte sería de alguna manera la única manera de llegar al paraíso sin tener que obedecer a nadie. Parecía suicida, irracional e inaceptable. Pero aquella generación, fuese por un lado la inclinación hacia el movimiento hippie, la anarquía o la guerra, todos lo asimilaron por igual y miles terminaron tirándose por el barranco, y otros cientos de miles lo arrastrarían de por vida.
Lejos de abrazar el controversial y desenfrenado espiritualismo que contaminó a aquella generación con una expansión de narco adicciones psicodélicas, e íconos suicidas con el se pretendió cambiar las cosas, el kustom ya familiarizado con el aislamiento y la contracultura, abrazó el lado oscuro de la fuerza, y adoptó el símbolo de la calavera como su manera de agredir a una sociedad que miraba ese tema como “Tabú” a puertas cerradas, y transgredió semánticamente a quienes ya venían marcados por la Segunda Guerra Mundial, que ya no tenían nada que ver con aquel presente tan descabellado, ni por sus motivos ideológicos, causas paradójicas, ni justificantes, y cuyo espíritu idealizado de súper potencia ya se extinguía ante la amenaza de los comunistas, y sus revoluciones ideológicas que dieron mucha tela que cortar.
Sin embargo podríamos decir que El Kustom Culture permaneció por un momento solidario ante aquella ola social que no encontraba manera de detener la guerra y evitar el exterminio de una juventud, que no sabía como defenderse y prefirió auto destruirse sin saberlo porque nadie los escuchaba ni entendía.
Pero quienes vieron en la droga un nuevo motor económico millonario y extensivo, lo menos que les importó fue precisamente aquellos héroes juveniles y consumidores que se perdían y dispersaban entre una sociedad capitalista, y el síndrome de Peter Pan, donde un paraíso les permitiría nunca jamás crecer y vivir eternamente jóvenes sabiendo que por una causa u otra no vivirían mucho, ni tendrían nietos a quiénes contarles la historia.
El Kustom de comienzos de mediados de los 60´s, levantó su anarquía, pacífica de momento, para igualar su ira contra la manipulación que el sistema político de entonces disfrazaba contra el comunismo, sin dejar de un lado sus intereses económicos. A partir de aquel momento todavía no se veía con claridad ¿Cómo realmente se manejaban las cosas? Parece ser que aquellos rebeldes con causa lo tenían bastante claro, pero nadie les creyó, ni mucho menos se lo permitieron.
Pertenecer al lado agredido del asunto recibió apoyo social al principio, ya que la intención de detener la guerra era prioritaria, no solo por quienes fueron la carne de cañón, sino por una necesidad mundial de evitar el radicalismo fanático como alternativa para consolidar la paz. Pero eso de momento tampoco funcionó. Al contrario, el día que acabó la Guerra de Vietnam, comenzarían muchas, muchas más.
En el próximo capítulo DeLA HISTORIA DEL KUSTOM 7
1970-1975.
Cuando los agredidos Se convirtieron en los
AGRESORES