Hoy comenzamos una nueva sección en el blog. Son las HISTORIAS DE PARTO de nuestras lectoras. Son historias narradas por ellas. La idea es compartir nuestras experiencias y hacernos compañía a través de las letras. Le damos la bienvenida a la mejicana Ángeles de la Torre:ESTABA en casa viendo la televisión con mi esposo. Eran las doce de la noche y de pronto sentí un dolor en el vientre que duró pocos segundos. No me preocupó. Pocos minutos después tuve otro dolor, aún más fuerte. Estaba preocupada ¿serán los dolores de contracciones? ¡Es hora de partir al hospital! Pero me detuve porque recordé lo que leí en una revista acerca del parto.
En esas líneas decía que en el hospital no te atenderían a menos que tuvieras las contracciones seguidas y por cierto tiempo, y que si podías esperar te quedaras en un lugar cómodo hasta que llegara el siguiente paso. Ahí estuve en casa aguantando y poco a poco los dolores que se hacían más fuertes a cada hora.
Eran ya las 5 de la mañana y las contracciones se hacían insoportables. Le dije a mi esposo que ya era hora. :) Tomamos un taxi pero el camino se me hizo eterno. Veía las calles y respiraba profundo. Nunca dejé la respiración porque me hacían sentir menos dolor.
Llegamos al hospital, mis piernas no dejaban de temblar. No quería separarme de mi esposo -tenía miedo- pero me tranquilizaba que en pocas horas tendría una recompensa increíble.
Entre por una puerta grande y vi al fondo a otras mujeres que no estaban listas para su parto. ¡Más miedo me dio! Esas mujeres se quejaban, gritaban y nadie les hacía caso o les decían aun no estaban dilatando y que tenían que guardar silencio.
Llegué con la enfermera y me pidió que me quitara la ropa y me acostara en la camilla. “Horita la revisa el doctor”, dijo. Hice lo que me pidió y al llegar el doctor me hizo varias preguntas. Después me acomodo y me explicó lo que me haría, me hizo el tacto, y con cara de preocupación grito ¡traigan una camilla!
Me pasaron a una camilla y me pusieron en una habitación con varias mujeres donde nos checaban los latidos del corazón y nos ponían calmantes. Ya no podía aguantar más pero no quería gritar. Por un momento ya no escuche nada, me estaba durmiendo, en eso llegó un enfermera de lo más dulce. Me trato como un ángel, me acomodó, me tomo de la mano y me dijo “ya pronto tendrás a tu precioso bebé. Recuerda eso y puja”.
El doctor vino me hizo el tacto y dijo puje señora ya está muy dilatado Rápidamente me pasaron a quirófano, me pusieron un sin fin de cosas, y fue ahí cuando empezó el trabajo más maravilloso de mi vida.
Estaba pujando, pujando y ya al final dijeron ¡ya nació! Escuché el llanto de mi bebé y fue increíble. Lo pusieron a mi lado y lo vi por primera vez. Lo tomé en mis brazos, en ese momento desapareció mi dolor y cansancio y sentí una felicidad increíble e inigualable. Le dije: “Gracias cielo por llegar a mi vida”. En eso abrió los ojos para mí. Esa sensación nunca la borraré de mi mente. Mi amor hacia él incrementó al mil por ciento. No quería que se lo llevaran, pero sabía que tenía que revisarlo.
Horas más tarde ya estaba en un cuarto y llegó de nuevo mi bebé. Nació con muy buena salud y todo estaba perfecto. Ya de ahí no hubo ningún instante que no esté a mi lado. Es la experiencia más bella que he tenido y jamás la olvidare.
Sobre Ángeles de la Torre: Tengo 20 años y vivo en Monterrey Nuevo León. Estoy aprendiendo a ser una buena madre. :) Me encanta leer artículos y páginas acerca del cuidado de mi bebé. Me encanta mi nueva vida y soy una mujer, esposa y madre muy feliz.
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