Gracias, gracias, gracias. Gracias, Luis Bárcenas por hacerme reír esta semana, por retar mi capacidad de asombro con un nuevo órdago que supera lo anterior, por no decepcionar a la afición. Empiezo a pensar que no lo harás nunca y que esto ha hecho más que empezar. Y soy consciente de que me estoy malacostumbrando y de que, a partir de ahora, siempre voy a pedir más: más risas, más denuncias, más declaraciones, más jueces, más explicaciones inexplicables de tus emPPleadores y vuelta a empezar: nuevas risas, nuevas trifulcas… Además, gracias al buen juicio del juez, no podrás salir del país, ni siquiera a Andorra para hacer unas pistas: deberás conformarte con Sierra Nevada, Candanchú o la más modesta Molina, así que aquí te vamos a tener para nosotros solos, para disfrutar en directo o en diferido de tus salidas de tono, que no de país, y ver cómo un solo hombre, que más que un tesorero es un tesoro, carne de cañón para la ironía y el sarcasmo, pone en jaque cada día con un nuevo e inspirado movimiento al partido del que se nutren los puestos de poder en el país.
![Historias de ‘política-fricción’ El-Roto](//m1.paperblog.com/i/172/1729559/historias-politica-friccion-L-OR2uuO.jpeg)
Y ya apenas importa que el Barça pierda ante el Real Madrid, que ande ahora tan desnortado como el PSOE, porque el espectáculo ha desbordado la sección de deportes y ahora el deporte nacional que levanta pasiones ya no son 22 hombres hechos y derechos dando patadas a una pelota para meterla en la red del contrario, sino muchos más dando patadas al contrario, incluso entre ellos, enviando pelotas fuera para perder tiempo, sobornando al árbitro y escupiendo al público. Se duchan cada mañana y se visten con ropa cara para tapar el hedor, un hedor ya insoportable que viene directo de la podredumbre, de la avaricia, de la ocultación cuando no la mentira directa, del desprecio por los otros, la manipulación, la miseria de espíritu, la corrupción, el amiguismo del alma, esa soberbia que les hace creerse superiores e impunes, pese a su pequeñez. Y tienden la mano para acariciar a sus cachorros y también cuando al otro lado cuando hay algo que rascar, o que recalificar. Y no dimiten aunque les pillen, ni siquiera bajo denuncia sobrevenida.
Gracias Bárcenas por todos estos momentos que auguran nuevos y más entretenidos capítulos de esta serie de
política-fricción.