Revista Cine

Historias extraordinarias (Mariano Llinás, 2008)

Publicado el 06 marzo 2011 por Babel

Historias extraordinarias (Mariano Llinás, 2008)

Decir que Historias Extraordinarias es un conjunto de relatos que se entrecruzan a la espera del encuentro final que nunca llega a producirse sería quedarse muy corto para describirla. Llinás parte de tres historias cuyo hilo conductor son tres personajes distintos y desconocidos entre sí, a los que no pone nombre, les llama simplemente X, Z y H. Sus caminos se bifurcan para dar lugar a nuevos personajes, por momentos parece un juego de muñecas rusas, o desvia hacia otro personaje que surge de la simple observación de una escena.

Hay una voz en off que adopta formas realmente insólitas, porque no se limita a narrar cuanto ocurre, también opina e incluso adelanta de vez en cuando lo que vendrá, hasta ironiza sobre hechos que en realidad no suceden; en definitiva, es un ente independiente, lleva su propio rumbo a la hora de contar. Imagen, voz y caminos paralelos, se apoyan,  se complementan y consiguen que, al tiempo que estamos viendo una película de la sensación de que nos están contando un cuento sorprendente.

¿Qué tiene de novedoso una serie de relatos desordenados, basados en imágenes, de bajo presupuesto, narrados la mayor parte del tiempo con el apoyo de una voz en off?  Muchas veces el cine peca de excesiva rigidez a la hora de dirigir al espectador hacia un determinado objetivo, todo está demasiado planificado, demasiado encarrilado a que veamos y concluyamos aquello que se pretende, y los recursos se ponen al servicio de lograr lo perseguido de antemano. Sin embargo, viendo Historias extraordinarias se tiene la sensación de espontaneidad total, de que no se conduce al espectador ni se le pone límites, aún con la persistente narración de la voz, tal vez porque la casualidad, el puro azar, tiene la misma importancia para sus personajes que podría tener en la vida real, lo que desemboca en que las aventuras de los protagonistas cambien de rumbo de manera natural, muchas veces sobre la marcha, incluso ante el propio asombro de la voz narradora. Las historias se van ramificando hacia situaciones absolutamente sorprendentes e inesperadas, pero siempre posibles. Llinás construye este puzle con total libertad y confiere a esa voz un papel protagonista absoluto, que no molesta ni resta peso a la creación de la cámara.

Me ha dejado gratamente sorprendida, a pesar de haberme sentado a verla con algunas reservas. Cuando se habla del nuevo cine argentino he de confesar que, sin ser gran conocedora de la cinematografía de aquel país y basándome solo en aquello que mi tiempo -e internet- me han permitido ver y juzgar como mera aficionada, no he conseguido encontrar diferencias sustanciales en los lugares comunes y la estructura narrativa más habitual que recorre buen número de sus películas, con independencia de que unas me parezcan sensiblemente mejores que otras. Y solo un par de Albertina Carri se me han antojado con la suficiente distancia de lo contado mil veces, lugar al que cabría añadir a Mariano Llinás, un cineasta sin miedo a narrar y contar y contar y contar, sin caminos prefijados ni clichés -propios o extranjeros- que se utilizan ligeramente modificados o adaptados por la nueva generación.

Cuatro horas me ha tenido Historias Extraordinarias sentada en el sofá sin levantarme ni a coger un cigarrillo. La tenía hace algún tiempo y no recordaba que fuese tan larga, porque probablemente no me hubiese puesto a ella, o al menos me lo hubiese pensado más. Ahora, que termino de verla, he de confesar que de haberse alargado un poco más, todavía estaría disfrutándola embobada y tan ricamente.



Volver a la Portada de Logo Paperblog

Revista