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Historias y mitos de las auroras boreales

Publicado el 28 diciembre 2015 por Tras La Nube De Oort @BlogNubeDeOort

La aurora polar o aura polaris es uno de los mayores espectáculos que se producen de forma natural en nuestro planeta. Éstas ocurren principalmente en las zonas polares, llamándose auroras boreales a las que se producen en el hemisferio norte y auroras australes las que se pueden ver en el hemisferio sur.

Ambas se producen de la misma manera, cuando el viento solar se aproxima, choca contra la magnetosfera, la cual es una capa que envuelve a la Tierra, producida por su núcleo de hierro fundido. Esta capa nos protege de las radiaciones solares, así, cuando los vientos están cerca de nuestro planeta, estos salen deflectados, del mismo modo que un el flujo de agua de un río rodea una piedra en medio de su caudal.

Esto produce que los rayos "resbalen" hacia los polos, por lo que es mucho más común poder observarlas cuanto más cerca estés de cualquiera de ellos. Sin embargo, alguna gran tormenta solar ha provocado que muy ocasionalmente se hayan podido observar en sitios muchos más cercanos al ecuador.

Hoy en día y gracias a la ciencia, sabemos que las auroras boreales se producen por este motivo, pero poneros en la situación de los habitantes más septentrionales de siglos anteriores. Ellos no tenían una explicación científica, así que atribuían este suceso a todo tipo de mitos. Hoy vamos a repasar alguno de estos mitos sobra las auroras boreales que las distintas culturas han mantenido en su folclore popular.
En Finlandia a este fenómeno se le conoce revontulet, y cuentan las historias que se producía cuando un zorro polar corría por el norte rozando con su cola las montañas, lo que provocaba chispas que se convertían en luces en el cielo. En otras regiones de Laponia, sin embargo, es la luz de la Luna la que refleja en los copos de nieve que arrastra el zorro y crea ese baile de luces en los cielos. En Noruega lo atribuían a espíritus de solteras bailando en los cielos y saludando a los que las veían desde abajo, como muestra la ilustración de Broady Blackwell que podéis ver en portada del artículo.

Islandia está lleno de leyendas apasionantes, y su folclore es de una riqueza extraordinaria. En este caso no podía ser menos. Para los antiguos habitantes de la mágica isla, las luces tenían una carga espiritual, ya que creían que eran las almas de los difuntos en su ascenso a los cielos.

Para las tribus de esquimales de Groenlandia, sin embargo, las auroras eran la danza de los bebés que murieron al nacer, quienes en una danza frenética provocaban estas luces.
Si hablamos de Escandinavia, Groenlandia e Islandia, no podemos olvidarnos de los Vikingos. Relacionaban las auroras con la diosa Freya montando a caballo y con el reflejo que producían las armaduras de las valkirias cuando salían en búsqueda de los caídos en las batallas para llevarlos al Valhalla.

En Escocia, algunas leyendas hablan sobre una gran batalla que continuaban luchando sus muertos. También se le conoce como " Merry Dancers", término que aunque literalmente significa bailarines felices, en su origen gaélico (se le llamaba Na Fir-Chlis) tenia connotaciones violentas también. Un antiguo proverbio rezaba " when the mirrie dancers play, they are likely to slay " que se traduciría algo así como " cuando los alegres bailarines juegan, es bastante probable que asesinen".

Ya hemos visto cómo en Finlandia "culpaban" a un zorro de causar estos fenómenos, en Estonia creían que eran otro tipo de animales, en este caso las ballenas, las cuales, al expulsar sus chorros de agua al cielo, los pintaban de colores creando así las auroras boreales.

El continente americano, especialmente en sus regiones de Alaska, Canadá y la zona norte de EEUU, también son lugares idóneos para la observación de estos fenómenos y alguno de los mitos de sus tribus nos han llegado hasta nuestros días...

La tribu de los Fox, quienes vivían en el territorio ocupado hoy por Wisconsin, consideraban las luces como un presagio de guerra y plagas. Para ellos, las luces, eran los fantasmas de los enemigos asesinados que volvían de nuevo en busca de venganza. Algo similar ocurría en Polonia, donde eran consideradas como presagio de guerras.

Siguiendo en el continente americano, numerosas tribus que habitaban la zona este de Canadá y el sur de Alaska, lo interpretaban como un baile de espíritus humanos, mientras que los esquimales de las zonas más al norte lo atribuían a almas de animales, en especial salmones y ciervos.
También en Alaska existe un mito muy común en el que las luces del norte son producidas por los muertos jugando a la pelota con una cabeza de morsa en vez de un balón. Sin embargo, en la isla Nunivak, en el mar de Bering, es justo al contrario, y son las morsas las que juegan con una cabeza humana.

En Washington, la tribu de los Makah creían que eran fuegos llegados del norte, creados por una raza de enanos extraordinariamente fuertes, quienes cazaban ballenas con sus manos y quemaban su grasa, originando las auroras. Mientras que los Menominee las consideraban antorchas sostenidas por amigables gigantes, quienes también vivían en el norte.

Seguro que existen muchas más leyendas de otras culturas. Algunas se habrán perdido para siempre, pero otras, seguro que se mantienen en el folclore popular de cada región.

Y vosotros, ¿conocéis alguna otra leyenda que queráis añadir?


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