NACHO LÓPEZ INTERPRETA A ALFONSO FERNÁNDEZ DE PALENCIA EN LA SERIE DE TVE ISABEL
Alfonso Fernández de Palencia nació en El Burgo de Osma, Soria, en 1423. De origen judeoconverso, recibió educación y formación humanística por parte de los obispos de Burgos Pablo de Santa María, primero, y Alfonso de Cartagena, después. Más tarde, estuvo al servicio del cardenal Basilio Besarión, en Florencia, donde estudió Humanidades con Jorge de Trebizonda y trabó amistad con Vespasiano da Bisticci en Roma.
Tras regresar a España en 1453, fue nombrado cronista real y secretario de cartas latinas de la Corte del rey Enrique IV de Castilla, en sustitución a Juan de Mena. Intervino en política durante este reinado (1454-1474), poniéndose del lado del infante Alfonso, hermano del rey. Al morir el pretendiente al trono, apoyó a su hermana Isabel, contribuyendo a las negociaciones de su matrimonio con Fernando de Aragón o en la organización de diversas misiones bélicas durante la Guerra de Sucesión castellana. Tras la llegada al trono de la reina Católica en 1475, renovó el servicio cortesano de cronista real.
Fue una figura representativa del prerrenacimiento castellano y de su primer Humanismo, llegando a ser un magnífico latinista que conocía a la perfección el italiano y el francés. En este sentido, fue el primer autor castellano en expresar la influencia del Humanismo italiano del Quattrocento.
Compuso un abanico de géneros: historiografía, hagiografía, geografía, gramática, retórica, política, epístola, etc. Pero no se dedicó solo a narrar crónicas de los acontecimientos de su época, sino que como profesional de las letras y hombre enciclopédico, puso la ética al servicio de la política.
Su principal obra en el plano historiográfico es Gesta Hispaniensia ex annalibus suorum diebus colligentis (Recopilación de los hechos de España de los anales de su tiempo), también llamada Décadas, por estar divida en cuatro décadas, cada una con diez libros excepto la cuarta, que consta de solamente seis. Esta crónica cubre los acontecimientos desde finales del reinado de Juan II hasta 1481 con Isabel I: los problemas políticos del reinado de Juan II de Castilla, el reinado de Enrique IV, su enfrentamiento con los partidarios de su hermanastro Alfonso, el conflicto por la sucesión de Enrique IV, la subsiguiente guerra civil y la guerra contra Portugal, y por último la consolidación de los Reyes Católicos en el trono tras la firma de la paz.
Según Palencia, esta obra historiográfica fue redactada para contar la verdad de los hechos de forma verídica, y en contraposición a la versión oficial y manipulada de Enríquez del Castillo, a quien calificó como "historiador sobornado". Palencia esclarece el lado oscuro de una nobleza elevada a las más altas cotas de poder por Enrique IV.
Es el más ambicioso proyecto de la historiografía castellana del siglo XV, por eso se convirtió en la fuente historiográfica de varios cronistas de su época (Bernáldez, Santa Cruz y Pulgar) y posteriores (Galíndez de Carvajal o Zurita), y hasta genealogistas (Argote de Molina, López de Haro, Fernández de Oviedo).
Otra importante obra historiográfica de Palencia es la denominada Anales de la Guerra de Granada, que narra los acontecimientos ligados a esta guerra desde su inicio hasta la toma de Baza en 1489. Su traducción al castellano fue publicada por Paz y Meliá en 1909. Como historiador se le considera observador y perspicaz.
NACHO LÓPEZ INTERPRETA A ALFONSO FERNÁNDEZ DE PALENCIA EN LA SERIE DE TVE ISABEL
La obra satírica La batalla campal de los perros contra los lobos, compuesta en 1457, es una traducción hecha por él de un opúsculo latino suyo Bellum luporum cum canibus. Probablemente se trate de una fábula alegoría de corte senequista, escasamente inspirada en las fábulas y en la Batracomiomaquia de Homero: un enfrentamiento entre una manada de lobos (la nobleza) y los perros (la monarquía) que han de cuidar al rebaño (el pueblo llano). El discurso alegórico se centra en la situación creada tras la caída del condestable Álvaro de Luna, asesinado por la nobleza en tiempos de Juan II, o el posterior gobierno de Enrique IV: un lobo, Harpaleo, sucumbe ante los perros por hacer dejación del mando del ejército y muere por descuidar la disciplina militar.
Esta obra fue pionera en la utilización de contextos pastoriles para la literatura crítica, influyendo en las Coplas de Mingo Revulgo, escritas por Íñigo de Mendoza diez años más tarde, o el Libro de los pensamientos variables.
El alegórico Tratado de la perfección del triunfo militar es una traducción al castellano hecha en 1459 de una original escrita en latín un año antes con el título De perfectione militaris triumphi.
Es un tratado militar, tema muy típico del Humanismo, es un libro de viajes, ya que relata un viaje a Italia, y supone también una muestra de literatura crítica, porque representa de nuevo una crítica contra la nobleza castellana corrupta y contra la mala gobernación del monarca.
En ella aparecen cuatro personajes alegóricos Ejercicio, Experiencia, Rústico y Gloridoneo. Ejercicio intenta encontrar el Triunfo, acompañado de la sabia Discreción. Esta le remite a Gloridoneo, un capitán romano bajo cuya figura podría ocultarse Alfonso el Magnánimo. Gloridoneo vence y Triunfo otorga la victoria al Orden, al Ejercicio y a la Obediencia. Bajo estas virtudes habría de conducirse Enrique IV, según aconseja el autor.
Su primera gran obra de carácter lingüístico fue De sinonymis elegantibus, publicada en Sevilla en 1491. Es una colección de sinónimos eruditos, para un uso profesional de los humanistas. En Opus Synonymorum también se ocupó del estudio de los sinónimos.
Los dos amplios volúmenes que forman el Uniuersale Compendium Vocabulorum (Vocabulario universal en latín y en romance) fueron el primer intento de clasificación del léxico del castellano, publicado también en Sevilla en 1490. Aunque pocos años más tarde, se vería superado por el Diccionario latino-español de Antonio de Nebrija. Resultó ser un diccionario bilingüe muy útil para el estudio de la lengua romance.
Al final del impreso se hallaba una Mençión del trabajo passado, en la que el cronista realizó un recorrido por todos sus escritos que constituye la fuente principal para el conocimiento de su obra.
UNIVERSAL VOCABULARIO EN LATÍN Y EN ROMANCE
Durante su estancia en Italia se dejó influenciar por la literatura epistolar latina, especialmente por la del gran humanista Leonardo Bruni. En 1455, compuso la Epistula in funebrem Abulensis, que es una oración alegórica fúnebre por el fallecimiento del obispo abulense Alonso de Madrigal. El tópico de la muerte igualadora está presente, así como una original forma de presentar el lamento a través de toda la sociedad, desde los campesinos castellanos hasta las más altas autoridades de la universidad de Salamanca. Ese mismo año también escribió una epístola dedicaba a alabar las virtudes de la ciudad de Sevilla bajo el título De laudibus Hispalis.
Una serie de epístolas cruzadas con el florentino Vespasiano da Bisticci, en las que Palencia analizaba al detalla la política castellana de la época, siendo uno de los temas mejor tratados el juego de alianzas políticas entre los dos arzobispos a quien sirvió: Fonseca y Carrillo.
La Epistola ad Ioannem episcopum Astoricensem de bello Granatensi, publicada en 1492, trata la finalización de la empresa de la Reconquista española.
Escribió tratados geográficos en latín, el más importante desde el punto de vita humanista es el Compendiolum de oblitteratis mutatisque nominibus prouinciarum fluminumque Hispaniae (Compendio sobre los nombres ya olvidados o mudados de las provincias y ríos de España). Es la identificación toponímica de diversos lugares de la península. Adscribiéndose al gusto humanista por la Geografía, Palencia se revela como un erudito con pretensiones enciclopédicas.
Como gran humanista, también se dedicó a las traducciones latinas, publicadas como casi toda su obra en la ciudad de Sevilla. Destacan Lo specchio della croce (1486) del italiano Domenico Cavalca; Vidas paralelas (1491) de Plutarco de Queronea; y Los siete libros de las guerras judaicas con los romanos y Contra Apión gramático (1492) de Flavio Josefo.
Estas dos últimas fueron traducidos para que los nobles castellanos aprendiesen los conceptos de orden, justicia y guerra de las épocas pasadas, haciendo suyo el tópico ciceroniano de la Historia magister vitae y poniendo una vez más de relieve su preocupación humanista por la aplicación práctica del saber. De hecho, muchos notables caballeros andaluces, como Juan de Guzmán, Pedro Fernández de Córdoba o el marqués de Tarifa, Fadrique Enríquez de Ribera, contaron con ejemplares de estas traducciones efectuadas por Palencia. Ambos autores, Plutarco y Josefo, fueron conocidos en el Siglo de Oro gracias a estas traducciones de Palencia.
Se le atribuye además la famosa sátira contra el rey denominada Coplas del provincial.
En cambio se desconoce el texto de cinco de sus obras, incluidas en el anexo del Universal Vocabulario: Diez libros de antigüedades de España; Vida del bienaventurado Alfonso, arzobispo de Burgos (Alonso de Cartagena); Costumbres y falsas religiones de los canarios; Tratado de la suficiencia de los cabdillos y de los embajadores; y Las lisongeras salutaciones epistolares e de los adjetivos de las loanzas usadas por opinión e no por razón.