Revista Cine

Hitchcock interruptus

Publicado el 09 septiembre 2019 por 39escalones

Hace nada menos que once años y tres meses que hablamos aquí de proyectos cinematográficos que Alfred Hitchcock inició en mayor o menor medida pero que nunca llegó a rodar, o a completar. Recuperamos aquel texto con más comentarios e información al respecto.

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Number Thirteen: en 1922 Hitchcock intentaba superar su condición de rotulista y dibujante de los estudios filiales de la Paramount (entonces, todavía Famous Players-Lasky) en Londres y trataba de convencer a los productores de que era capaz de escribir guiones y dirigirlos. La primera película que coescribió, Woman to Woman, vino precedida del fracaso de esta historia escrita por una antigua colaboradora de Chaplin que no pasó de dos rollos de filmación ante el abandono del coproductor norteamericano.

Titanic: en 1939 los últimos éxitos de Hitchcock en el cine británico y su proyección internacional le habían asegurado un contrato con el magnate David O. Selznick, productor de Lo que el viento se llevó, para su desembarco en Hollywood y el rodaje de una película sobre el hundimiento del famoso transatlántico. Hitchcock, nunca convencido del todo de lo ajustado de ese proyecto a sus intereses y métodos de trabajo, era más partidario de rodar Rebeca, sobre la novela de Daphne du Maurier cuyos derechos ya habían sido adquiridos. Durante el año que faltaba para su incorporación efectiva a Selznick International, Hitchcock, mientras rodaba Posada Jamaica para matar el tiempo, intercambió frecuentes comunicaciones con Selznick, y tras varios tiras y aflojas y un complicado intercambio de impresiones con un hombre tan controlador y temperamental como Selznick, con el que Hitchcock nunca se entendió Titanic se hundió, y Hitchcock debutó en Hollywood con la más inglesa de sus películas americanas.

Después del fracaso de Titanic, Hitch se interesó por Escape, un drama ambientado en la Segunda Guerra Mundial que protagonizaría Norma Shearer, una de sus actrices favoritas, con la que nunca pudo trabajar. Los derechos pertenecían, sin embargo, a la Metro-Goldwyn-Mayer, con cuyo responsable, el célebre Louis B. Mayer, Hitchcock (recordando su reciente experiencia con Selznick) veía pocas posibilidades de comprensión y cooperación, por lo que archivó el proyecto.

Greenmantle, una secuela de 39 escalones (1935) también escrita por John Buchan, fue el siguiente objetivo del director, pero las exigencias económicas del novelista para la compra de los derechos hicieron que descartara su adquisición y traslado a la pantalla.

Durante un breve periodo de tiempo, Hitchcock coqueteó con la idea de hacer una versión del Hamlet de Shakespeare trasladada a la edad contemporánea. Cary Grant llegó a mostrar cierto interés en sumarse al proyecto, pero quedó en nada.

The Bramble Bush era una historia sobre un hombre que usurpaba la identidad de otro después de robarle el pasaporte, encontrándose con que este era buscado por asesinato (una premisa no muy alejada de la utilizada años más tarde por Antonioni en El reportero). La idea de lo confusión de identidades se recicló en parte en el planteamiento de Con la muerte en los talones.

No Bail for the Judge iba a estar protagonizada por Audrey Hepburn. La historia consistía en la investigación que una abogada emprendía para probar la inocencia de su padre, acusado de un crimen, para lo cual llegaba a asumir la identidad de una prostituta. La película se canceló cuando Hepburn renunció al papel.

El naufragio del Mary Deare: en 1958, entre Vértigo y Con la muerte en los talones, Hitchcock coescribió con Ernest Lehman una historia sobre un carguero que es descubierto con un solo tripulante a bordo en medio del Canal de la Mancha, y que iba a protagonizar Gary Cooper. La historia, inspirada en el hecho real de un yate encontrado en pleno Atlántico sin un solo pasajero pero con señales evidentes de estar tripulado e incluso con comida humeante recién servida en los platos, nunca fue rodada por el recelo de Hitchcock ante la idea de empezar un film con una intriga en un punto tan álgido que el resto del metraje no pudiera estar a la altura.

La pluma del flamenco era una delirante intriga basada en una obra del sudafricano Laurens Van Der Post sobre un grupo de indígenas adiestrados por agentes rusos con fines indescriptibles. Hitchcock abandonó la idea de rodarla justo después de haber cancelado El naufragio del Mary Deare cabreado ante la serie de contingencias que le impedían realizar sus propósitos: la falta de población indígena para sumar un número importante de figurantes, la falta de vestuario adecuado (curioso que la vestimenta tribal “típica” de los indígenas sudafricanos hubiera de ser transportada desde Estados Unidos), el infructuoso viaje para la localización de exteriores y las dificultades logísticas y burocráticas.

The Blind Man partía de la idea de un ciudadano ordinario, interpretado por James Stewart, al que le trasplantaban los ojos de una víctima de asesinato, y que durante una visita en Disneylandia experimentaba extrañas visiones en las que aparecía el crimen, y en las que podía reconocer la identidad del asesino. La negativa de Disney a dejar sus instalaciones a merced del macabro autor de Psicosis frustraron el proyecto.

Los tres rehenes: primero de los proyectos tras Marnie, la ladrona (1964), se basaba en otra obra de John Buchan y tenía que ver con el mundo de la hipnosis. La trama enfrentaba al gobierno británico con un grupo de espías que secuestraba a los hijos de varios mandatarios para chantajear al Estado. Richard Hannay, el protagonista de 39 escalones que encarnó Robert Donat, sería de nuevo quien hubiera de salvar la situación junto a Medina, un tipo sombrío que en realidad sería un doble agente y estaría tratando de hipnotizar a Hannay, quien, dándose cuenta de la argucia, se haría el hipnotizado incluso imitando a perritos en situaciones cómicas. La trama llevaría a Hannay desde los barrios pobres de Londres a los fiordos noruegos. La película no salió a flote por la dificultad de mostrar la hipnosis en la pantalla. Según Hitchcock, no era posible separar visualmente lo que era una hipnosis cierta de una fingida, y por tanto sentía que el público creería que se le tomaba el pelo. Hoy en día se echa mucho en falta este grado de respeto al público y al oficio.

Mary Rose, escrita por J. M. Barrie, fue el segundo proyecto cancelado tras Marnie, una historia sobrenatural sobre un soldado que descubre, gracias a los padres de su prometida, que ésta desapareció de niña por unos días en una isla de Escocia, que no recuerda nada de su experiencia, pero que nadie supo qué pasó ni dónde estuvo. Cuando, ya casados, ella le sugiere ir a esa misma isla de vacaciones, él cede por temor a refrescarle un recuerdo traumático olvidado, y ella vuelve a desaparecer, y su familia, tras años de búsqueda y de espera, termina por olvidarla. Años más tarde, aparece de nuevo en la isla sin que el tiempo haya pasado por ella. Cuando regresa a casa, su marido es un anciano y sus hijos son mayores. Fallecida, su fantasma habitará la casa familiar. Fue el componente sobrenatural lo que hizo a Hitchcock desestimar el rodaje de la historia.

R. R. R. R.: tercer proyecto tras Marnie, escrito en colaboración con los guionistas italianos Age y Scarpelli, trataba de un emigrante italiano llegado a Estados Unidos que, empleado como ascensorista de un hotel, lograba llevar con él a su familia siciliana. Compuesta ésta por ladrones, él intentaba evitar que su propia familia desvalijara el hotel y a sus huéspedes. Hitchcock abandonó la idea por la negligencia de los guionistas italianos en cuanto a la estructura cinematográfica.

Frenesí, primera versión de 1967, también conocida como Kaleidoscope: aunque luego titularía Frenzy su película londinense de 1972, seis años antes concibió Hitchcock una modernísima y revolucionaria película sobre un estrangulador de rubias en Nueva York que, de haberse rodado, hubiera sido sin duda otra de las grandes obras maestras del mago del suspense. Concebida como una especie de precuela de La sombra de una duda, contada desde el punto de vista de un encantador y seductor asesino, Hitchock la dejó de lado porque contenía ciertos puntos de conexión con Psicosis: joven traumatizado por su difícil relación con su madre estrangula chicas; una de ellas es una mujer policía utilizada como cebo para capturarlo. Los fotogramas descubiertos hace algunos años y sobre todo, algunos metros de película rodados por Hitchcock, revelan lo grande que pudo llegar a ser: inteligente uso del color, escenas de sexo y desnudos integrales ¡¡¡¡en cine comercial de 1967!!!!

The Short Night: Catherine Denevue y Walter Matthau primero, y Liv Ullman y Sean Connery después, sonaron para interpretar la que hubiera sido última película de Alfred Hitchcock en 1978 si su salud se lo hubiera permitido. Basada en un hecho real muy próximo a la historia que narra la hitchcockiana El hombre de Mackintosh (John Huston, 1973), la historia, que se habría situado en Finlandia, trataría de un espía inglés al servicio de los soviéticos que huiría de su prisión en Londres y se encaminaría a Moscú tras recoger a su familia en una isla del Báltico. Un espía norteamericano, enviado allí para capturar al doble agente, se enamoraría de su mujer y el drama giraría en torno al amor y el sentido del deber que culminaría en una persecución en un tren en la frontera de la URSS. La película nunca pasó de la pre-producción. Alma Reville, esposa de Hitchcock, había quedado impedida tras el rodaje de Frenesí seis años antes. Hitchcock apenas podía moverse ya por sí mismo, y aunque había hecho un viaje a Finlandia para rodar exteriores y una segunda unidad rodó varias escenas y planos de la costa, la película se perdió en los despachos, en la burocracia y en la eterna reescritura de un guión, de nuevo con Ernest Lehman.


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