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Hitchcok las prefiere rubias

Publicado el 13 agosto 2011 por Losplatoscomoojos @platoscomoojos

Hitchcok las prefiere rubias.

Sin lugar a dudas el orondo director inglés, ha sido el maestro del suspense por definición y un símbolo del séptimo arte con popularidad y prolífica carrera al alcance de muy pocos. Un genio fascinante, y, como suele suceder en estos casos, con alguna que otra peculiaridad. La costumbre de aparecer en cada una de sus películas de modo fugaz, ya tratado en otra entrada (cameos de película), es uno de sus cómicos sellos personales.

Ahora bien, la presencia de protagonistas femeninas respondiendo a cánones y estéticas físicas determinadas en cada uno de sus trabajos, atiende a causas y derivas personales con diversos matices que es conveniente resaltar. Nacido en el seno de una familia británica de profundas y ortodoxas convicciones católicas, y formado (o forzado) con la correosa disciplina de los jesuitas, tuvo una infancia cuanto menos severa y plagada de prohibición. Tímido, con escaso atractivo físico para el género femenino (o al menos eso pensaba él por sus kilos de más), traumatizado desde la infancia por obstinados códigos de hiriente moralidad, reprimido y frustrado sexualmente ante una dogmática educación que consideraba lascivo e inmoral cualquier síntoma de erotismo y sexualidad, será en los film que realiza donde plasmará todos sus fetiches, impulsos sexuales y sublimaciones de tipo carnal irrealizables en la vida real. Dominado por una madre manipuladora, absorbente y opresora expone, con sus trabajos, los profundos sentimientos misóginos, machistas y de desprecio hacia un universo femenino que se escapa a su control. De gustos un tanto singulares en torno a la elección y puesta en escena de sus actrices, no pasan por altos en su trayectoria tanto ciertas inclinaciones que algunos interpretan de tipo homosexual (extrema admiración hacia el arquetipo de galán masculino de la época), como su obsesivo fetichismo sexual (pelucas rubias, humillación de actrices,...).

Hitchcok las prefiere rubias.

La pareja en 1938

Unido en prácticamente 'rutinario matrimonio' con la abnegada Alma Reville. Esposa y servil compañera, descargará en su persona la propia insatisfacción personal. Vilipendiada por un Hitchcock que nunca la consideró objeto de deseo, sino más bien una pieza secundaria sobre la que sobreponía la influencia de su temperamental madre, es accesoria y prescindible, un pequeño apéndice a su vida profesional. Suya fue una vida de pareja alejada de la normalidad, sin apenas relación marital, teñida de desprecio y falta de sentimientos más allá del materno filial de sublimada proyección. Por se, ha de tener en cuenta la importancia de la figura materna en el desarrollo de su carrera.

Hitchcok las prefiere rubias.

Hitchcock con Truffaut.

Una relación turbulenta con las mujeres, es como podría definirse su peripecia vital. Sirva de ejemplo el extracto posterior. En una conversación publicada entre el, también, director François Truffaut y Hitchock, se aprecian más razones del porqué a este repetitivo comportamiento hacia las mujeres, entroncado, directamente, con el recalcitrante sentido del decoro y la mal entendida decencia aprehendida en el contexto familiar. Atención a la siguiente afirmación a cargo del director:  'Cuando abordo cuestiones sexuales en la pantalla no olvido que, también ahí, el suspense lo es todo. Si el sexo es demasiado llamativo y demasiado evidente, no hay suspense. ¿Por qué razón elijo mujeres rubias y sofisticadas? Buscamos mujeres de mundo, verdaderas damas que se transformarían en prostitutas en el dormitorio. La pobre Marilyn Monroe tenía el sexo inscrito en todos los rasgos de su persona, como Brigitte Bardot, lo que no resulta muy delicado'; y a renglón seguido añade: 'El sexo no debe ostentarse. Una muchacha inglesa, con su aspecto de institutriz, es capaz de montarse en un taxi con usted y, ante su sorpresa, desabrocharle la bragueta'. En conexión con el reprimido y pudoroso carácter, tantas veces despechado, al que el cine permite dar rienda suelta a todos sus deseos incumplidos. Humillar a las actrices parecía ser el resarcimiento personal, un subterfugio para olvidar su orgullo herido; 'el problema del siglo XX es que no torturamos lo suficiente a las mujeres', decía...
En base a sus circunstancias personales, el psiquiatra William Ch. Norton elaboro un informe en el que exponía cuales era los cuatro arquetipos de mujer que Hitchcock proyectaba en sus personajes. En un total de cuatro:
1. El papel de esposa, tal y como referí anteriormente con las características reunidas por su propia mujer: servil, secundaria, sumisa,...como sucede como Joan Fontaine en el film Sospecha.

2. Objetos sexuales, aquellas que nunca fue capaz de conquistar y son el punto de muro de sus más reprimidos y oscuros deseos. Este es el caso de Kim Novak, Grace Kelly, Janet Leigh, Tippi Hedred, Eve Marie Saint o Ingrid Bergman (la única morena del plantel); todas rubias y apariencia nórdica, las que parecían ser su debilidad.

3 La mujer como tal, pero una mujer segura de sí misma y sin dependencia masculina. Independiente y con capacidad para manejarse por sí sola. Quizás aquí se pueda incluir al personaje de Marlene Dietrich; en cierto modo similar las formas de la propia actriz: indómita, versátil y capaz, a la que el realizador no pudo imponer sus exigencias.

4. Por último el personaje de la madre, reconstruido a partir de su tormentosa experiencia personal. Una madre estricta, coactiva y represora que frena cualquier ápice de libertad en el hijo que custodia. En este caso la famosa 'madre' de Anthony Perskins en Psicosis, sería el ejemplo más adecuado.

Hitchcok las prefiere rubias.

En otro sentido, sus películas según los críticos coetáneos, se elaboraban a fin de satisfacer la demanda del público femenino, dejando entrever una cierta mediocridad y falta de aptitud en la realización. No obstante Hitchcock, defendía coherentemente su posición: 'Es posible, pero le diré que, en una pareja, es la mujer la que elige el film que van a ver, y diré, incluso, que es ella quien decide después si el film es bueno o malo. Las mujeres pueden perdonar la vulgaridad en una pantalla a condición que no sea expresada por personas de su propio sexo'. Otro ejemplo añadido de cual a su juicio, era la retorcida psique del público femenino.

En fin, un genial director  con repudiables y enfermizos comportamientos a nivel personal que, a mi entender, y valorando desde el punto de vista profesional la exitosa lista de títulos que lo preceden, no pueden emborronar bajo ningún pretexto su imprescindible producción. Aunque si un director inicia su filmografía (Cuarto de sus trabajos pero primera con cierta relevancia comercial) con el film: El enemigo de las rubias (1927), poco o nada se le puede reprochar sobre sus 'ocultas intenciones', por que más bien parece que desde un principio siempre estuvieron a la luz. 
A continuación sus 'rubias' fetiche [obviando a Ingrid Bergman, morena que lo fue en, Recuerda (1945), Encadenados (1946) y Atormentada ( 1949)]:

Hitchcok las prefiere rubias.

1. Madelein Carroll.

La primera de sus predilectas elecciones. Protagonizó: 39 escalones (1935), El agente secreto (1936.

Hitchcok las prefiere rubias.

2. Joan Fontaine

Protagonizó: Rebeca (1940) junto Laurence Oliver y Sospecha (1941) junto a Cary Grant.

Hitchcok las prefiere rubias.

3. Tallulah Bankhead

La actriz en una escena de Naúfragos (1944), la única película de Hitchcock en la que trabajó.

Hitchcok las prefiere rubias.

4. Ingrid Bergman.

De pelo castaño claro, no rubia como las anteriores. Participó en: Recuerda (1945) de la mano de Gregory Peck, Encadenados (1946) junto a Cary Grant y Atormentada (1949) con Joseph Cotten. Representó la primera de sus tormentosas relaciones y amores imposibles. Abandonado según él, cuando esta decidió aparcar su relación y ponerse a las órdenes de Roberto Rossellini.

Hitchcok las prefiere rubias.

5. Grace Kelly

Significó una de sus mayores obsesiones al establecerle desde el principio un contrato profesional de exclusividad, y pasar a controlar incluso su vida privada. Tentado por el deseo y dolido por la promiscuidad de la actriz con otros actores que, según las malas lenguas, se acostaba hasta con las 'alfombrillas de Hollywood', Hitchock se siente impotente otra vez más ante la indiferencia manifiesta a sus insinuaciones.

Al casarse con Rainiero de Mónaco y abandonar el cine, el director considera que ha sido traicionado.

Trabajó en: Crimen Perfecto (1954), La ventana indiscreta (1954) con James Stewart y Atrapa un ladrón (1955) con Cary Grant de protagonista.

Hitchcok las prefiere rubias.

6. Doris Day.

Junto a James Stewart en El hombre que sabía demasiado (1956). Lejos del deseo que producían las anteriores en el realizador, el cabello rubio era el único de sus destacables atributos físicos.

Hitchcok las prefiere rubias.

7. Vera Miles.

Aparece en: Falso culpable (1956) con Henry Fonda y Psicosis (1960) junto a Anthony Perkins y Janet Leight.

Hitchcok las prefiere rubias.

8. Kim Novak.

Protagonista de Vértigo (De entre los muertos) (1958) en compañía de James Stewart. Al término del rodaje, afirmó lo siguiente: 'Nunca más volveré a trabajar con Hitchcock, es un hombre insufrible y un auténtico tirano'. Debido al acoso sufrido por parte del director.

Hitchcok las prefiere rubias.

9. Eva Marie Saint.

Junto a Cary Grant en el film: Con la muerte en los talones (1959).

Hitchcok las prefiere rubias.

10. Janet Leigh.

Actriz principal en Psicosis (1960), su única colaboración con el director, aunque la escena de la ducha sea la más recordada de toda su carrera.

Hitchcok las prefiere rubias.

11. Tippi Hedren.

La última de las actrices rubias que acompañaron sus trabajos, y quizás para evitar fugas pasadas ejerció sobre ella un control mayor que a las anteriores. Tenía constancia de cuales eran sus amistades, gustos e incluso establecía rigurosamente sus horarios.

Insistente en sus proposiciones sexuales, sufrió el frontal rechazo de Hedren. A partir de entonces la dirección de las escenas fue llevada a cabo por intermediarios y rompió toda relación con la actriz.
Contratada para siete películas, tan sólo grabó dos: Los Pájaros (1963) y Marnie la ladrona (1964). No completó el resto, porque como argumentó con el tiempo: 'Hitchcock estaba obsesionado conmigo, y yo empecé a sentirme muy incómoda. No pude más'.


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