hogar de nofler
Recuperar el paraíso oculto bajo el miedo de lo desconocido, rehabilitar aldeas abandonadas, conservando su arquitectura popular y respetando en entorno natural todo lo posible para conseguir el encanto de antes y la comodidad de ahora.
Galicia, en plena explosión de armonía y belleza, a pesar de su falta de agua en este último año, sigue siendo un lugar mágico , natural, verde , hermoso y fresco olvidado al abandono de sus gentes jovenes que fueron a las ciudades en busca de otras oportunidades diferentes a las de la tierra.
Ribeira Sacra, lugo, orense, pontevedra, coruña, sus aldeas, sus pueblos, sus casas en proceso de derrumbamiento a la espera de que algún ser humano se fije en sus piedras y centre sus esfuerzos en recuperar este patrimonio, al fin y al cabo recuperar el recuerdo de nuestro pueblo, nuestra esencia, nuestro patrimonio es quizá lo más importante que debemos hacer en la tierra.
Galicia es agua, campo, castaños, robles, humedad, belleza , costumbres, recuerdos, fiestas, romerías, tradiciones, gente buena y sana que sobreviven a los tiempos en un paraíso de recuerdos.
Nofler es testigo fiel de ese paraíso, en que tiene la suerte de vivir, de donde pertenece y al cuál se somete como fiel servidora a conservarlo e intentar que llegue a más generaciones posibles.
Nofler de pequeña, tenía una manera simpática de perder el tiempo, igual que ahora lo pierde en escribir, cuando era sólo una niña trigueña de aspecto apacible y tremendamente educada, esa niña trigueña como así la llamaba un apuesto vecino, se pasaba las horas dibujando, sí, las horas que no podía estar en contacto con la naturaleza ya que tenía la desgracia de haber nacido y haberse criado en la ciudad, se pasaba los días pintando. Pero no pintando algo normal como cualquier otro niño dibujaría, sino pintaba una casa vieja y fea, totalmente destruida...para después de haberla pintado fea transformarla en hermosa, restaurarla para convertirla en algo muy bello, a nofler de pequeña le gustaba mucho el cuento del patito feo, ese que nadie quería y una vez que creció se convirtió en un fascinante cisne perseguido por los que un día no lo quisieron, los que le despreciaban ahora querían alabarle.
Por eso a le hubiese encantado poder rehabilitar casas para que la gente de las ciudades, los jóvenes con fuerza y esmero, vuelvan a ellas y formen y eduquen allí a sus hijos.
Casas de aldea rehabilitadas con gusto y encanto para vivir confortablemente en medio de la bella naturaleza, como lo hace nofler, una humilde morada que conserva los restos de una forma de vida rústica, la de nuestros antecesores, una vida dura pero feliz y sana, con el calor en invierno que dá la leña y el frescor que conservan las piedras en verano.
Vivir en el pueblo es la mejor experiencia, sin duda alguna, que le puedes dar como legado a tus hijos, criarse en medio de lo natural, de los bichos y las plantas, de las estaciones y del cielo estrellado, la sabiduría que desprende todo en el campo es algo que ni con palabras se puede describir, el saber que va a llover, o saber que la sequía será mala para la los campos, escuchar al cuco en primavera y ver llegar a las golondrinas y a los vencejos, o tal vez ver a nuestra vecina la salamandra que todavía no se ha extinguido del todo, con ese paso lento en la noche sin inmutarse por la presencia humana, o la coruxa -buho que sale en las noches a buscar alimento y su sonido acompaña la oscuridad de la velada, todo esto y mucho más se lo pierden los niños de ciudad entre televisión y video consola...
Por eso si un día puedo, no perderé la esperanza, rehabilitaré los pueblos abandonados para ofrercerlos alos jovenes que quieran buscar otra oportunidad de vida, una vida en vías de extinción pero que es sin duda la clave de la sabiduría, la salud y la felicidad.
Utrella!!!