Revista En Femenino
Hola soy Ana y pasado mañana cumplo 6 años.
Os escribo para confesaros que tengo miedo, sobre todo al pasillo de mi casa… donde me esperan lobos y monstruos con la peor de las intenciones. Mis papás se han dado cuenta y, aunque el disimule es mi especialidad, me pillaron tras varios días sin moverme del salón.
Muchas veces “engaño” a mi hermano para que venga conmigo, al fin y al cabo, el mote de niño Tractor lo tiene por algo y es que es muy bruto. Si nos encontráramos un monstruo de 6 cabezas seguro que Dani lo apartaría de un manotazo. Y, en el peor de los casos, se lo acabarían comiendo a él que tiene aún mucho de lechal.Yo lo siento, pero en toda guerra hay daños colaterales que debemos asumir, eso es así.
Mi papá, que físicamente no es el hombre tractor, pero que mentalmente podríamos llamarle el niño melón, intentó razonar conmigo en plan padre sarcástico-ejemplarizante:
Papá:Vamos a ver Ana, ¿de qué tienes miedo?, es de día y aquí no estamos más que nosotros cuatro.
Yo: de los lobos.
Papá:Ah, ya… ¡pero si en casa no hay lobos! Vamos a ver, ¿tú crees que los lobos tienen llaves para entrar al portal?, ¿que tienen capacidad para llamar al telefonillo, para subir las escaleras o para llamar al ascensor? Obviamente no, así que no tienes por qué preocuparte.
Yo: ¡pues yo he visto señoras que enseñan a los lobos a llamar al ascensor!
No sé qué le pasó a mi padre tras mi último comentario que casi se cae al suelo de la risa; yo creo que no es consciente de lo escalofriante que es ver a una señora mayor enseñando a un grupo de lobos pulsar el 5º.
Luego por la noche me llevó a la cama y volvimos a hablar del tema… que vaya ocurrencias tiene el Muy, ponerse a hablar de mis miedos cuando la noche penetra por mi ventana a lo amenazante.
Yo: oye papi, ¿si viniera un monstruo a comernos tú me defenderías?
Papá:claro cielo, me pegaría con él y le daría un palizón que no se le iba a ocurrir nunca más venir por casa.
Yo: ¿tú puedes contra un monstruo?
Papá:¡pero si yo estoy super fuerte! Yo por ti me pego con quien haga falta, tú no te preocupes.
Durante unos instantes pensé en la conversación que acabábamos de mantener y le miré de arriba abajo… como venga un monstruo a mi padre se lo ventilan rapidito.
Yo: no me lo creo papi.
Pobrecillo, me duele que se vaya cabizbajo porque le quiero millones de trillones, pero hay que reconocer que la fortaleza física no es su punto fuerte.
Al día siguiente el Muy se fue a correr y al regresar a casa parecía que volvía de la guerra. Yo creo que le ha afectado un poco mi comentario, pero me alegro de que haya tomado la decisión de prepararse para la batalla final que se avecina contra los monstruos-lobos. Yo no quiero que a mi papá se lo coman… porque si no, ¿quién nos iba a hacer de comer en casa?.