MEJOR MOMENTO O FOTO DEL DÍA:
Paseo por los canales de Amsterdam
Sábado 4 de octubre, suena el despertador a las 5 de la mañana pero que poco me cuesta levantarme sabiendo que a las 8 sale el vuelo de Transavia que me llevará a Amsterdam.
Aproximadamente a las 10h llego a Holanda. Lo primero que hago es ir hasta el punto de información turística del aeropuerto de Schiphol (aeropuerto en el que había hecho una escala en el viaje a Nicaragua) para comprobar si tienen un mapa más completo que el que llevo, pero me doy cuenta que son prácticamente iguales, así que el mío está bien. Si alguien quiere comprar uno allí cuestan 2'50 euros. Allí también venden los bonos de transporte y aprovecho para informarme sobre la mejor manera de llegar a mi hotel, el Hostelle, tal y como comenté en la entrada anterior (parada Bijlmer Arena Station). Compro el billete de bus para ir al hotel y un bono que me permite utilizar cualquier transporte público de Amsterdam durante 24h por 13'50 euros y salgo a buscar el bus, que está a punto de salir. Así me gusta, no perderé tiempo con esperas, genial cuando llegas a una ciudad y te mueres de ganas por empezar a descubrirla. Me monto en el bus y paso unos 45 minutos sin apartar la vista de las ventanas.
Llego a la estación y empiezo a seguir las indicaciones que descargué en la web del hotel (ver mi descripción del hotel aquí) y lo encuentro enseguida, está cerca y sin complicaciones. Estoy en un barrio tranquilo lleno de comercios y opciones de restauración, me gusta. Hago el check-in, dejo la maleta y sin perder más tiempo me voy al centro de Amsterdam en metro estrenando el bono de viajes que acabo de comprar. El metro de Amsterdam es una mezcla de metro-tren ya que en muchas ocasiones circula por el exterior, tal y como nos encontramos en el viaje que hice a Oporto.
Al salir de la estación, la primera imagen de la ciudad ya es buena, con una fabulosa vista del río, de edificios con encanto y con calles llenas de gente y de vida. ¡Esto empieza bien! No olvidéis daros la vuelta para contemplar el edificio de la propia estación, merece la pena.
A esas horas las calles de esa zona ya empezaban a estar llenas de vida y de gente dirigiéndose al centro, como yo.
Pasé por delante de varias compañías de barcos que te dan un paseo por los canales por 9 euros. Decidí que todavía no era el momento de navegar por los canales, quería ver un poco la ciudad. Y finalmente terminé por no hacer la excursión en barco porque iba con la idea de visitar los canales en barquitas no muy grandes, descubiertas, para disfrutar de las vistas, del solecito y del buen tiempo y resulta que todos los embarcaderos que encontré eran de barcos enormes, cerrados, acristalados, que no terminaron de convencerme. No sé si no di con el embarcadero adecuado o si las barquitas que veía por los canales son todas de particulares. Pero además, caminé tanto por la ciudad y sus canales que al final pensé que seguramente no vería nada nuevo que no hubiera visto ya. Antes del viaje tenía claro que no me perdería por nada del mundo el paseo en barco pero durante el viaje uno va tomando decisiones.
He llegado ya a un punto que voy decidiendo qué hacer o no en función de si le veo interés personal, no porque en las guías diga que es algo que hay que hacer en una ciudad o para ponerlo en el blog. Me empieza a pasar también con los sitio que hay que visitar. Antes seguía las guías a rajatabla sin dejarme nada y me estresaba no poder visitarlo todo. Ahora selecciono y si hay algún sitio que a mi no me parece interesante no voy o si he encontrado algún sitio en el que estoy a gusto y quiero pasar más tiempo allí me quedo sin irme corriendo porque tengo que ver no sé qué sitio. Los viajes son para disfrutarlos y como dos personas no son iguales tampoco les tienen porque gustar los mismos sitios. Aunque es cierto que intento visitar todo lo que llevo marcado de antemano, pero si quedan cosas pendientes... ¡Habrá más motivo para volver! ;-)
Empecé a callejear por el centro y me encontré enseguida con el Barrio Rojo. No tardé en encontrarme tiendecitas con productos vinculados al cannabis, sexshops y coffeeshops. ¡Bienvenida a Amsterdam! Ahora mismo me parecía un barrio muy vivo, con mucho ambiente. Tenía muchas ganas de ver como era la transformación de esta zona por la noche y esa misma noche volvería para comprobarlo. Aproveché para comprarme algo para comer en alguno de los puestecillos de bocatas que me encontré por el camino. No quería perder mucho tiempo en la comida porque no sabía exactamente a qué hora anochecía y quería aprovechar al máximo las horas de luz de este primer día.
Y mientras disfrutaba de las calles, del ambiente y de los primeros canales empecé a visitar los sitios más emblemáticos de la ciudad:
- Oude Kerk
La iglesia más antigua de la ciudad se encuentra en el centro del barrio rojo, y aunque dicen que tiene un gran órgano decidí visitar solamente el exterior.
Mi siguiente punto marcado en el mapa era la famosa Plaza Dam a la que llegué en pocos minutos.
- Plaza Dam
El centro neurálgico de la ciudad. Una plaza por la que acabaría pasando varias veces a lo largo de mi visita a Amsterdam. En la plaza se encuentra el Palacio Real (Koninklijk Paleis), la iglesia Neuwe Kerk, el museo Madame Tussauds (que ya visité en Londres y por cierto me encantó), así como bullicio y espectáculos callejeros.
Siguiente parada: la casa museo de Anna Frank. Estuve dudando si entrar o no, algunas personas me habían dicho que era una visita recomendable y otras que no era nada del otro mundo. Así que decidí acercarme y decidirlo en el momento pero antes pasé por la Westerkerk, iglesia que merece la pena visitar ya que puedes subir a la torre y acceder al mirador del que se obtienen unas fabulosas vistas de toda la ciudad. Lo que no sabía es que se sube en grupos, con visita guiada y cuando yo llegué me dijeron que estaba de suerte ya que sólo les quedaba una sola entrada para completar todas las visitas del día y la entrada era para las 16h. La compré sin pensármelo y como faltaba algo más de una hora para las 16h decidí ir a la casa de Anna Frank.
- Casa Anna Frank
Cuando llegué había una cola enorme de personas dispuestas a entrar y como yo no estaba muy segura de hacer la visita la cola en la taquilla me ayudó a decidirme y preferí ir a dar una vuelta por los canales más bonitos de la ciudad. Así pues finalmente no logré ver la famosa librería que tapaba la entrada a la habitación donde Anna y su familia vivieron escondidos durante dos años.
- Westerkerk
A las 16h puntual volví a Westerkerk. Nos hicieron dejar los bolsos en una habitación que cerraron con llave y sólo nos permitieron coger las cámaras. Empezamos una visita que recomiendo sin ninguna duda. Una visita que en algunos momentos requiere de cierto esfuerzo ya que se accede por escaleras estrechas y muy empinadas en las que encontramos unas cuerdas a las que agarrarnos por seguridad. Nada muy complicado pero que hay que tener en cuenta.
Llegamos a varias salas con el campanario y las guías nos estuvieron explicando en inglés la historias de la iglesia y de la ciudad y nos hicieron una pequeña demostración de su habilidad para tocar melodías conocidas mediante el conjunto de campanas. Algunas personas del grupo se atrevieron a probar.
Y finalmente llegamos a la parte más alta de la torre que nos dejó unas vistas espectaculares de los canales, las calles y las casitas de Amsterdam. Al ser una ciudad tan llana podíamos verla casi entera. Si tenéis la oportunidad no dudéis en ir
- Río Amstel y canales
Hay muchos canales en Amterdam y todos tienen su encanto, pero algunas calles son más animadas y tienen un encanto especial por estar rodeado de mansiones o casas flotantes adornadas con flores. Uno de ellos es el Prinsengracht (el canal del príncipe), uno de los tres canales que forman el anillo de canales (Grachtengordel).
Otro de los canales que merece la pena visitar es el Herengracht (canal de los caballeros), por el esplendor de sus casas que forman una bonita estampa por su estilo arquitectónico.
El tercero de los recomendados es el Singel con antiguos almacenes transformados en viviendas junto al canal.
Os dejo unas cuantas imágenes de los canales para que os hagáis una idea, la verdad es que es una gozada pasear por estas calles.
- Museos
Amsterdam está llena de museos, de todo tipo. A nuestro paso, sin buscarlos, encontraremos más de uno. Como los museos no son mi debilidad fui pasando de largo cada vez que me encontraba uno, no entré tampoco en el famoso museo de Van Gogh, otra de las visitas obligadas en Amsterdam, según dicen. Como os digo no me apasionan los museos y tampoco me gusta la pintura de Van Gogh, por lo tanto, ¿por qué debía ir, para decir que había estado allí? Cuando visito una ciudad prefiero destinar el tiempo en sus calles y sus monumentos y esto es lo que hice, pero por suerte habrá gente que disfrute con los museos y para ellos están.
- Begijnhof
Mis pasos me llevaron a Beginjnhof a las cinco de la tarde, justo en su hora de cierre. La fachada estaba en obras y me costó un poco encontrarlo. La puerta estaba cerrada y vi en el horario que llegaba ya un poco tarde pero en ese preciso momento unos turistas apretaron la puerta, ésta se abrió y entraron y yo hice lo mismo detrás de ellos. Pudimos entrar, pero una vez dentro nos indicaron que era la hora de cerrar y que no podíamos continuar con la visita, aunque pude ver un poco el bonito patio y los jardines de este antiguo asilo que hoy en día es una residencia para mujeres solteras con ingresos inferiores a 16.000 euros al año y tiene una lista de espera de 5 años.
- Plaza Spui
Muy cerca encontramos la Plaza Spui, una animada plaza pero con algo más de tranquilidad que la plaza Dam. Un lugar situado en una calle comercial llena de tiendas y bares que me vinieron como anillo al dedo para parar en una terraza a tomar algo y descansar un poco ya que no había parado en todo el día y empezaba a notar el cansancio en mis piernas. Aquella parada hizo que la tarde avanzara un poco mientras tomaba un descanso y aprovechaba para repasar lo visitado y planificar un poco lo que me quedaba de día y el día siguiente. Decidí que hoy ya sólo vería el barrio rojo de noche así que después del descanso me dedicaría a pasear tranquilamente sin mirar el mapa en dirección al barrio rojo y después de visitarlo cogería el metro y me dirigiría al hotel.
- Barrio Rojo de noche
La tarde empezó a caer y las cortinas de los escaparates empezaron a subir y las luces rojas empezaron a encenderse. Me chocó bastante ver a las chicas expuestas en los escaparates y la expectación de varios hombres a su alrededor, la mayoría de las veces turistas. Los locales de intercambio sexual aparecen en fachadas que durante el día no te habrían llamado la atención para nada. Es más, durante el día cuando pasee por el barrio por primera vez estuve dudando de si lo había encontrado o no porque no era capaz de distinguir los locales y es que en muchas ocasiones no hay letreros anunciandolos, no les hace falta, por la noche las luces rojas no dejan lugar a dudas. También es verdad que la mayoría de chicas en escaparates se encuentran en callejones y no en calles principales.
Paseaba sola por esas calles y aunque no me dieron sensación de inseguridad tampoco me era muy agradable pasear por esas calles que estaban más animadas de lo que había pensado en un principio.
No me gustó ver a las chicas expuestas y a grupitos de hombres (la mayoría turistas) contemplándolas frente a los escaparates. Aunque la primera te choca bastante pero te acostumbras enseguida. Hay que ir con cuidado con las fotos ya que no está permitido fotografiar a las chicas.
- Amsterdam de nocheSe hizo de noche y vi una Amsterdam diferente, resplandeciente, brillante que me terminó de enamorar.
Ya no quedaba tiempo para más. Y así puse fin a un primer día que me había dejado muy buen sabor de boca con una buena impresión de la ciudad que terminaría de visitar dentro de dos días porque mañana tocaba visitar los pueblos de Edam y Volendam, pero os lo cuento en el próximo post.