Un buen cubano debe visitar la tumba de Oswald Payá Sardiñas, uno de los grandes defensores de la libertad y la justicia de la historia de Cuba. Su nombre está inscrito, por derecho propio, en el panteón de los próceres cubanos. Así, con respeto, a veces con miedo, les escuché decirlo a los intelectuales nacionales. Siempre aceptaron, por oficialistas que fueran, su inteligencia, valor y derecho en sus reclamaciones políticas y ciudadanas.
No olvidaré el dolor de su viuda, su hija e hijo, a los que nunca sabremos explicarles cómo pudo ocurrir aquel vil asesinato; pero junto a sus dolores estaba el de un pueblo que abarrotaba aquellas paredes de la iglesia.
Aunque la dictadura nos quitó su cuerpo, nos lo devolvió inmenso, capaz de hacerlo mantener en nuestra mente y corazones eternamente, porque su muerte nos hizo más fuertes, pero sobre todo, profundizó nuestra necesidad de libertad.
Que mi voz y aliento acompañe a su familia.
Ángel Santiesteban-Prats
17 de mayo de 2015
Prisión Unidad de Guardafronteras
La Habana