"Siempre he tenido la sensación de que mi destino está en otra parte:
la huida es el tema fundamental de toda mi obra".
El homenaje que se le hizo al cineasta polaco en la Cinemateca Distrital (Bogotá) no sólo fue una gran oportunidad para conocer su obra sino para revisar el cine/ sociedad que se dio después de posguerra en el eje comunista. Aunque no se pudo cumplir la meta de ver más de tres obras o las mas importantes de su extensa filmografía, sí pudimos ver dos largometrajes de estilos bien diferentes, con otro tipo de preocupaciones, y connotaciones políticas, que si bien no resumen el trabajo de este director si es una muestra somera de éste, de su país, el gran protagonista de su cine, de la resignación y los retratos de la juventud polaca. El guionista, productor y director teatral nacido en Suwalki, no sólo puso en sus obras verdaderos tratados antibelicistas sino una configuración intelectual de las vivencias de los polacos, principalmente los jóvenes, en los sucesos más complejos de la Europa del siglo XX; con un estilo marcado por el documental, sus primeros cortometrajes tuvieron este carácter; que en cierta forma también están marcados por lo artesanal, lo político y poético, siempre dilucidando su postura contra los totalitarismos y brutalidades de la guerra; el polaco labró su propia forma de hacer cine, reconocida por la crítica mundial y fundamental para su país, siendo conocido como uno de los padres de la escuela polaca.
Los brujos inocentes
Con guión de Jerzy Andrzewersky y Jerzy Skolimowsky, escritor, el primero y guionista/director el otro, bastante ligados a la obra de Wajda y de la cultura polaca en general, los cuales toman la reconocida fórmula de chico conoce chica, pero en este caso como síntesis de una época, de las relaciones juveniles y la moral de los mismos. La historia se centra en un joven médico deportivo, baterista de jazz, que es perseguido por una mujer a la que rechaza, a partir de ésto, y conocer a una mujer que parece tener sus mismas ideas, el amor como la desesperanza se empiezan a sentir en el aire. Película de diálogos, de coqueteos con tintes intelectuales, que tiene detrás una nueva era poscomunista - tras la muerte de Stalin-, en la que esta relación de una noche, también habla de cómo se enfrentaba a la realidad la juventud de ese momento.Para destacar la música de Krysztof Komeda, jazz y ritmos libres, que se acomodan bastante tanto al largometraje como al mismo papel protagónico; Komeda de gran importancia para los primeros trabajos de Polanski como de Wajda, en sus pocos años de vida, hizo del jazz, sus tonos únicos y ambiente, un gran logro para la música de cine.Aunque las actuaciones de Tadeus Lomnicki y Kristina Stypulkowska, son más que aceptables, en cierto punto se quedan cortas frente al mismo desarrollo de la obra, eso sí, sus inteligentes diálogos y la secuencia final saca lo mejor de sus interpretaciones.Las películas con exceso de diálogos, y de chico conoce chica, no son las más me interesan, y aunque esta no es la excepción, la música de Komeda, algunos de los diálogos, la parte final de la obra y una que otra secuencia desde lo fotográfico me llamaron la atención, y más para ir entendiendo la obra del director del polaco.Walesa
Mucho más interesante me resultó la segunda y última obra que vi de Wajda, un biopic sobre el excéntrico y no poco polémico político Lech Walesa, premio nobel de paz, expresidente polaco y uno de los iniciadores de la caída del comunismo no sólo en su país sino en el resto de Europa. El guión escrito por Janusz Glowacki, recoge los eventos más importantes que este sindicalista, obrero del comité de Huelga de los astilleros, y un notable orador, que a partir de sus sencillas pero puntuales ideas llegó al poder de Polonia, no sin antes haber estado varias veces en prisión, haber recibido golpizas, despidos y amenazas por lo que en un principio eran los derechos de los trabajadores y más adelante de los derechos humanos. Walesa, entre lo político, el humor, el relato en flashback e imágenes de archivo, se construye como un sólido biopic, que sin mostrar como un héroe total a Lech Walesa, interpretado de gran manera por Robert Wieckiewicz, muestra a un hombre con sus virtudes y defectos, con sus ambigüedades y razonable humanismo.De un trabajo notable tanto en fotografía como en su montaje, la película se va desarrollando entre la entrevista que le realiza una Oriana Falacci, que no acierta del todo la actriz Maria Rosaria Omaggio, los recuerdos, sus intertítulos, imagines de archivo y un juego entre la exageración propia del político y la realidad de lo que rodeaba a este personaje.
Interesante obra, tanto en su historia, humor como en la evolución del personaje principal, el trabajo de montaje como en su fotografía, que sin tener nada destacado o arriesgado, sí se soporta sobre una sólida técnica. Uno de esos trabajos, que sí bien para alguna parte de la crítica, es lo menos preponderante del director polaco, puede ser un punto de entrada un poco más accesible para la filmografía de éste, que además cuenta de forma sólida un acontecimiento importante para Europa, y nunca pierde su rumbo como biopic, en su narrativa, estilo y forma; que además tanto en sus actuaciones como características artistico-técnicas, sale más que bien librada.
Zoom in: Aunque por ninguna de estas obras consiguió premios o nominaciones importantes, Wajda tiene en su haber varias nominaciones al Oscar a Mejor Película Extranjera, Vida y Obra, Homenajes en Berlin y Cannes, entre otras.
Montaje Paralelo: Nueva Ola Polaca - Escuela de Cine Polaca.