Revista Ciencia

Homo habilis

Por Laurapalau

Quién: Homo habilis
Cuándo: 2’4 – 1’4 millones de años
Dónde: Kenia y Etiopía
Qué: varios cráneos, restos de los miembros superiores e inferiores, piezas dentales

Recreación de Homo habilis (Museo de la Evolución Humana)

El Homo habilis es uno de los primeros miembros de la evolución humana como linaje que perteneció directamente al género Homo, o así lo creen, al menos, muchos científicos. Esta especie vivió en África hace entre 2’4 y 1’6 millones de años y su nombre, Hombre hábil en latín, se refiere a los restos de instrumentos líticos que fueron hallados junto a algunos fósiles de la especie.

Los fósiles recuperados demuestran que su aspecto era mucho más humano que el de los australopitecinos y que tenían una capacidad craneal mayor (en torno a los 650 cm3), pero las manos y pies todavía estaban adaptados a una vida arborícola pese a que  su foramen magnum está orientado más hacia abajo. Este hecho provocó una reducción en el tamaño de la pelvis de las hembras.

Su altura se sitúa entre los 100 y los 135 centímetros y se calcula un peso medio de 32 kg.; la diferencia entre machos y hembras no es clara, por lo que no se puede hablar de dimorfismo sexual: la mayoría de fósiles que se han podido recuperar no han sido sexuados.

Durante muchos años esta especie fue considerada como un ancestro de Homo erectus en la evolución humana, pero el descubrimiento en el año 2000 de un Homo habilis relativamente tardío (1’44 millones de años) y de un Homo erectus relativamente reciente (1’55 millones de años) en la misma zona de Turkana (Kenia) parecen demostrar que ambas especies coexistieron en África durante un largo periodo de tiempo, de al menos 500.000 años. Algunos investigadores apuntan a que Homo erectus pervivió durante más tiempo debido a una lucha por los recursos de la que Homo habilis habría resultado perdedor.

Los yacimientos más destacados donde han aparecido restos de esta especie son Kada Hadar y Shungura-Omo en Etiopía, y Chemeron y Koobi Fora en Kenia. Entre estos restos se encuentran muchísimas piezas dentales, varios cráneos y diferentes restos de los miembros superiores e inferiores.

El primer descubrimiento fue realizado por un equipo dirigido por Jonathan y Mary Leakey en los años 60, en unas intervenciones realizadas en la Garganta de Olduvai (Tanzania)


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