Revista Coaching

Honestidad efectiva

Por Jofoba @jordifortunybad

El otro día, un tweet de @virginiog me hizo sacar de la incubadora la idea de este post. Decía: La ventaja de ser honesto es…. que hay muy poca competencia.

Creo que no lo había escrito antes casi por vergüenza. Vergüenza de ver como un valor tan fundamental como es la honestidad, está tan minusvalorado actualmente.

Me duele y me asombra ver, leer o escuchar según qué cosas. A todos los niveles. Mires donde mires la honestidad es «una rara avis». Desde las propuestas comerciales con las que nos atormentan, al mundo político en general (por cierto, los verdaderos «pro» en el campo de la no-honestidad).

Y, aunque me lo pide el cuerpo, no voy a dedicar ni un minuto a poner ejemplos ni a quejarme de ellos. Me centraré en nuestra área de influencia. El «mundo exterior» se cambia empezando por nuestro «mundo interior».

La falta de honestidad que circula por ahí es, hasta cierto punto, fácil de detectar. No lo es tanto, la falta de honestidad con uno mismo. Puede manifestarse de varias maneras. Aquí si que voy a ponerte un par de ejemplos.

El primero que se me ocurre es el de no querer ver como somos. Nuestro propósito y principios marcan nuestra manera de funcionar. Podemos hacer caso omiso de ellos, aunque todo nos chirríe. De esta manera no decidiremos adecuadamente, tiraremos energía, y, en definitiva, nuestro grado de felicidad estará por debajo del que podría ser.

Otra manera de no ser honestos con nosotros mismos, es de la manera que nos relacionamos con nuestro entorno más cercano. Podemos estar bien o podemos estar mal. Podemos hacer las cosas bien o las podemos hacer mal. Por lo que no hace falta decir siempre bien, ni decir siempre mal. Las cosas son como son y no debería ser problema vivirlo y expresarlo como tal. La comunicación efectiva debe ser honesta

Ya habéis visto que, al final, he llevado el agua a mi molino. La efectividad. La honestidad es un valor tan transversal que también influye en cómo de efectivos somos. Honestidad en nuestro propósito, honestidad en nuestras metas y, por qué no, honestidad en nuestras acciones.

¿O es que crees que el «hacer bien las cosas correctas» puede ser viable sin un elevado grado de honestidad?


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