Honoré de Balzac, Parte IV, Edgar Saltus

Desde la temprana edad adulta de Balzac toda su existencia se consumió en una búsqueda febril de riqueza; y si las minas de California hubieran sido descubiertas en una fecha anterior, no hay duda de que habría cambiado su pluma por una escopeta, y buscado, con una camisa roja, para darse cuenta de los millones con los que ha defendido a sus personajes.Al comienzo de su carrera, como se ha visto, no tuvo éxito en una empresa comercial, y se convirtió, en consecuencia, en un gran endeudado. Este espectro del pasado lo obsesionaba tan continuamente que no solo encontró expresión frecuente en sus escritos, en los que el dinero se convirtió en un himno, sino que le trajo ilusiones y proyectos de fortuna que a la vez eran curiosos y fantásticos.LEER MÁS »