Revista Ciencia
Chicago se encuentra a una latitud intermedia entre Bilbao y Madrid. Esto quiere decir que cada día del año, el sol se levanta y se acuesta a aproximadamente la misma hora solar en Chicago que en las otras dos ciudades.
En Chicago, como en todo Estados Unidos, la jornada suele empezar a las 8 de la mañana. A las cinco de la tarde mucha gente está de regresos a sus hogares. Cuando me preguntaban por las costumbres españolas, se sorprendían que comenzáramos más bien a las 9. El horario escolar es una buena indicación de las costumbres madrugadoras. Es difícil contrarrestar la fama poco trabajadora y de fiesta con estos datos.
Sin embargo, yo siempre argumento que muchos días de invierno en Bilbao o Madrid, uno se levanta cuando el sol todavía no ha salido. En cambio en Chicago casi nunca se levanta uno sin que el sol esté ya arriba del horizonte. Con la hora solar en la mano, es España se madruga igual o más que en cualquier país.
La razón está en que vamos con la hora cambiada. En lugar de tener la hora solar que nos corresponde y que nos pondría con Portugal, Irlanda y Reino Unido, tenemos la hora de Europa Central. Parece que en el pasado alguien encontró una ventaja en esto. El resultado fue, como vemos, que los horarios reales se desplazaron con la luz, con lo que el tener la hora adelantada no sirve de nada.
El problema de los horarios en España no es madrugar más o menos, o acostarse antes o después, sino el tener demasiadas horas de inactividad alrededor de la comida y el tener demasiadas empresas, jefes y empleados que no hacen nada por el alargamiento de la jornada por las tardes. En España tenemos demasiadas horas improductivas en el puesto de trabajo que estarían mejor empleadas en otras actividades.
Y con el cambio de hora, estaremos dos horas desfasados con respecto al horario solar. Todo para ahorrarnos apenas 10 euros por persona. Yo pago los de mi familia y los de otra más por evitarnos esta molestia.